Por Diego Rodmor
Apreciables amantes del séptimo arte, este fin de semana tuve la oportunidad de ver en premiere, Guerra de Papás 2, secuela de aquel filme olvidable estrenado en el 2015 que nuevamente vuelve a protagonizar Will Ferrel y Mark Wahlberg. La cinta es dirigida por Sean Anders, director de la primera parte y a quien también recordamos por comedias gringas como Rápido y Fogoso, Ese Es Mi Hijo y Quiero Matar a Mi Jefe 2.
La historia retoma la relación entre Dusty y Brad, padre y padrastro cuya nueva amistad ha favorecido al círculo familiar. Sin embargo, esa tranquilidad se ve interrumpida por la llegada de las figuras paternas de ambos, justo unos días antes de las fiestas navideñas, amenazando la estabilidad en la familia debido a las diferentes personalidades de cada uno de los abuelos.
A diferencia de la primera entrega, que aunque tiene algunos momentos graciosos no es más que un filme para contrarrestar un domingo de aburrimiento, este segundo largometraje resulta mucho más entretenido que el anterior debido al atractivo de sus nuevos protagonistas. La inclusión de Mel Gibson y John Lithgow es más que acertada y le da mayor frescura a esta sorpresiva segunda parte logrando varias escenas hilarantes.
Esperar una comedia inteligente es pedir demasiado, pues pese a que esta secuela supera por mucho a su capítulo anterior, termina presentándonos un guión poco novedoso y predecible. La historia es algo que ya hemos visto en infinidad de películas, y al igual que en todas ellas el conflicto principal, atascado de clichés bastante funcionales para audiencias que disfrutaron filmes como Son Como Niños.
El film termina resolviéndose de una forma melosa y digna de cualquier película familiar navideña. Aunado a eso está el humor de Will Ferrell, el cual muchos han calificado como detestable y algunos otros han llegado a disfrutar. En este caso es más moderado y no tan escatológico como en la mayoría de sus trabajos.
Al final de todo, la película cumple como material de entretenimiento para la temporada logrando superar a su antecesora. Una opción agradable para desconectarse del mundo y soltar por un rato una que otra risa.
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