miércoles, 29 de noviembre de 2017

The Square | Reseña


Por Aura Marché

El director sueco, Ruben Östlund, regresa con un film que le valió la prestigiosa Palme d'Or en el Festival de Cine de Cannes de este año, The Square. Östlund, quien con Force Majeure ganó el Premio del Jurado, Un Certain Regard en 2014, la cual fue recibida con gran aclamación crítica por su visión limitada y exhaustiva sobre la relación entre hombres y mujeres en el siglo XXI.

La película gira en torno a la vida de su protagonista Christian (Claes Bang), un prestigioso curador del honrado museo de arte contemporáneo sueco, X-Royal.  Padre divorciado de dos hijas que se ve inmerso en una crisis existencial en el momento álgido de su vida profesional, una instalación artística titulada The Square, la cual podría catapultar su carrera.


Está exposición invita al público a realizar o participar en un espacio confinado y temporal de altruismo. Antes de la apertura, Christian tiene que lidiar con las consecuencias de sus actos respecto al robo de su celular y billetera, así como con la campaña de relaciones públicas del museo para impulsar la nueva exposición.

Sin embargo, el metraje es mucho más compleja que su sinopsis. Östlund se caracteriza por tener una hipótesis central en sus películas que conlleva ir generando otras complicaciones para sus personajes, y a la vez, generando más preguntas para el espectador (por ejemplo, exponiendo el problema de los mendigos y migrantes que existe en Suecia y como se relaciona esto con sus personajes).


En contraste con algunas opiniones que clasifican al largometraje como una comedia o sátira, no es una película con una mera crítica al moderno mundo del arte, sino una crítica a la sociedad sueca, analizando los comportamientos contradictorios no sólo de la alta burguesía, sino de la humanidad que está llena de prejuicios, egoísmo, desconfianza y miedo.

Östlund se enfoca en el comportamiento social humano,  carente de valores morales a través su personaje protagonista, quien se mueve en el arte contemporáneo internacional de autocomplacencia y auto importancia, presentándonos las contradicciones que tenemos como seres humanos.


La instalación resulta ser una obra de arte relacional por excelencia, en la medida en que se supone, crea un entorno social donde las personas deben participar en una actividad compartida, actuando como supuestamente lo haría en el mundo real, y no sólo de una exposición que surge de la imaginación privada de un artista.

El protagonista explica en algún momento que, es un santuario de confianza y cuidado. Dentro de él, todos compartimos los mismos derechos y obligaciones. Pero a lo largo del metraje, Christian no es solo testigo de la injusticia que puede pasar desapercibida, sino que él mismo la vive y la va conociendo.


Si bien parece que está obsesionado con la hipótesis de la instalación artística, a lo largo de la película debemos ir descubriendo sí es que Christian logra aplicar eso en su vida cotidiana, e incluso, si nosotros como espectadores (que criticamos una película y a nuestra sociedad), logramos llevar a cabo lo que creemos correcto o aconsejamos.


The Square es esencial, no sólo servirá de escape a la rutina diaria, sino te hará pensar en tú rutina, e incluso, pensar si fue suficiente la forma en que la película muestra los problemas en relación con los problemas que tenemos actualmente a nivel global.

Trailer


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