miércoles, 10 de abril de 2024

La Primera Profecía (The First Omen) | Reseña

abril 10, 2024 0

 



Por Rodrigo C.

"The First Omen" puede considerarse como la mejor Película de Terror en lo que vamos de 2024. Ok, tira de la nostalgia con la original de 1976 (Una re-interpretación de "Ave Satani", referencias a Gregory Peck, Damien, muertes icónicas; entre otras cosas). No obstante, Arkasha Stevenson imprime su estilo detrás de la cámara al crear una experiencia dramática con tintes de horror puro (mucho de sub-géneros de Nunsploitation, posesión demoniaca, demonios), atmósfera siniestra, suspenso, blasfemia, iconografía, y secuencias dignas de pesadilla.


Cuando quiere generar impacto, te golpea como boxeador, y cuando se toma su tiempo para desarrollar una idea, te envuelve en su atmósfera. Claro, también hay que seguirle la corriente en algunos momentos difíciles de creer. Pero hey, vale la pena.

También, uno que otro jump-scare efectivo no hace daño .

El convento y la caóticamente bella Ciudad de Roma, son estupendos escenarios para la historia. El look de la Ciudad es similar al que creó Richard Donner en 1976, dando un realismo a dicha época. Las escenas de la discoteca y de una manifestación social que termina mal, son impresionantes en cuanto a su ambientación, y por detalles terroríficos que se cuelan en esos momentos.


-Lo de Nell Tiger Free es digno de una súper-estrella. Scream Queen instantánea. Maneja diferentes emociones y tiene una escena de "posesión" (por así decirle), que de manera magnética nos deja desprotegidos. Un momento que será inolvidable en este género, palabra. La cámara simplemente ama a esta actriz.


-La música original de Mark Korven es potente en los momentos de impacto, y tétrica en los de miedo (esos cánticos son del mismo infierno). Lo conocemos por "The Witch" (2015), "The Lighthouse" (2019), "The Black Phone" y "Chapelwaite" (2021), y "Night Swim" (2024); entre otras.

-La fotografía casi fantasmal de Aaron Morton ("Evil Dead" , 2013) nos da postales casi tipo "The Exorcist" (1973) y captura la atmósfera inquietante.

Ojito a los homenajes "alucardescos".

Por favor, disfrútenla desde una butaca en el cine.

"Silencio, ragazzi"; la función está por comenzar.


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viernes, 14 de enero de 2022

Spencer

enero 14, 2022 0


Por Indira García.

La esperada biopic de Lady Di finalmente llegó. Esta cinta dirigida por el chileno Pablo Larraín y protagonizada por Kristen Stewart, es un nostálgico y hermoso retrato de la princesa Diana que existía más allá del título, de la Diana Spencer que buscaba salvarse en medio de la presión que conllevaba ser la persona más querida de Inglaterra.

La vida de la familia real inglesa ha sido siempre un tema de gran interés para el mundo, especialmente cuando se trata de la princesa Diana. El hermetismo alrededor de los detalles de su vida (y muerte) han inspirado varios documentales, pero ninguno tan entrañable y cálido como lo es Spencer.

El pasado y el presente son lo mismo aquí, establece la princesa Diana en los primeros diálogos de la película, refiriéndose a las obsoletas tradiciones que la familia real ha tenido arraigadas por siglos, pero revelando también la fórmula con la que se desenvuelve la cinta. Entre alucinaciones y fragmentos de su pasado intercalados en un fin de semana en navidad con la familia real, la historia se va construyendo y formando una imagen más humana de lo que podría haber pasado detrás de las paredes de aquellos castillos, pero sin dejar de lado que gran parte es ficción. “Una fábula basada en una tragedia real” es el epígrafe con el que comienza.

La Diana que construye Kristen Stewart es maravillosa, su caracterización y actuación ha sido aplaudida por la crítica internacional ya que es imprescindible, nunca antes la hemos visto en un papel con tanto peso y tan bien logrado. Stewart interpreta a una Lady Di que está buscándose a sí misma mientras intenta lidiar con las exigencias de la realeza, en un fin de semana que se dice fue crucial para la ruptura de su matrimonio con el príncipe Carlos.


No es la primera vez que Pablo Larraín dirige una biopic, anteriormente fue aclamado por su trabajo retratando a Jacqueline Kennedy en su primer fin de semana tras el asesinato de John F. Kennedy en Jackie, pero en Spencer, Larraín se toma más libertades creativas a diferencia de aquél filme.

El director juega con el paralelismo de la vida de Ana Bolena contra el de la propia Diana, anticipando el trágico desenlace que todos conocemos, pero obteniendo así una mirada peculiar sobre el papel de las mujeres en la realeza. Asimismo hace discretas críticas, aunque fuertes, a la dinastía y sus anticuadas reglas.

Para algunos podrá parecer una versión caricaturesca de la princesa, sin embargo es un recurso que Larraín sabe usar a su favor para denotar la salud mental, tocando temas como trastornos alimenticios y los pensamientos suicidas de una forma que pueda ser más comprensible a los ojos de terceros.

Durante toda la película la cámara va siguiendo a Diana, a veces en primeros planos y otras con mayor panorama para resaltar los fabulosos vestuarios y el interior del castillo donde se desenvuelve la trama. La paleta de colores se mantiene en sintonía, aludiendo a la nostalgia noventera.

Spencer no es lo que se suele esperar de una biopic convencional (es lo contrario a The Crown de Netflix, que es seria y fría) y eso podría no ser del agrado de muchos, ya que podría sentirse algo lenta y/o fantasiosa. Sin embargo, las actuaciones son suficiente motivo para verla, no solo Stewart brilla en su interpretación. Sally Hawkins, Sean Harris y Jack Farthing complementan a la perfección el papel de Diana y ayudan a formar la imagen completa de la casa real.

La película es recomendable para aquellos que gustan de las historias de la realeza, la nostalgia noventera o que buscan algo tranquilo y diferente para ver.

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martes, 16 de noviembre de 2021

Titane

noviembre 16, 2021 0

Por Indira García.

La ganadora de la Palma de Oro de Cannes del 2021 fue Titane, una cinta incómoda que propone cine fuera de lo común. Para Julia Docournau, la directora, nada es demasiado y muestra nuevas ideas dentro del body horror y lo extraño.

Tras los títulos, Titane abre con una secuencia de bailarinas eróticas en una exhibición de autos, donde la protagonista Alexis (interpretada por Agathe Rousselle) es una de las más populares. Pronto se devela que hay dos peculiaridades en Alexis: es una asesina y tiene sexo con carros.

La primera media hora de la película es una secuencia muy al estilo Kill Bill (2003), escenas de ultra violencia pero que son elegantes en lugar de explosivas. Pocos diálogos, mucho suspenso y muertes.

Después cambia la ambientación y la historia se inclina más al drama, mostrando la nueva vida de Alexis como un chico llamado Adrien, al mismo tiempo que él lucha con un embarazo extraño que le provoca flagelaciones en su cuerpo y expulsar fluidos negros.


El personaje de Vincent Legrand (interpretado por Vincent Lindon), padre del perdido Adrien, es imprescindible para la cinta. El dúo entre Lindon y Rousselle desarrolla sus personajes el uno sobre el otro, escapando de sus respectivas realidades con esa relación falsa.

Los lazos entre “padre” e “hijo” se van haciendo más confusos conforme transcurre el filme, la extraña necesidad que encuentran el uno en el otro van construyendo un momento dramático durante casi hora y media, para sorprender finalmente con un cierre terroríficamente tierno que solo podría ser comparado con Relic (2020).

Hay muchos cuestionamientos en Titane sobre la identidad y expresión de género, así como el temor que hay por romper los paradigmas de lo que conocemos como tradicional. El papel estaba pensado para proyectar eso desde un principio, razón por la que la directora eligió a Agathe Rousselle por su cara camaleónica y facciones no andróginas.

El contraste en las acciones del personaje principal, conforme a si adopta su personalidad como mujer o como hombre, invitan a cuestionar más a fondo la cuestión de género que tanto se discute estos días. Algunas reseñas en redes sociales la han etiquetado incluso como cine queer.

El filme anterior de la directora (Raw, 2016) también generó gran impacto y controversia ante el público y la crítica, presentándonos un coming-on-age caníbal. Ambas películas están plasmadas de sexualidad no tradicional, pues no proviene de los desnudos femeninos ya que al librarse del male gaze las situaciones se vuelven excitantes por las acciones y sentires de los personajes.


Docournau se ha inspirado en la obra de Cronenberg y, al igual que él, mezcla el terror psicológico con el body horror para provocar al espectador, pero a pesar de eso ella ha asegurado que Titane es una historia de amor. Amores propios, pero no convencionales, que explora los extremos de las necesidades de ser seres sociales.

La directora también ha comentado que su intención siempre es hacer palpables los sentimientos de sus personajes, lo cual termina siendo una experiencia bizarra por la excentricidad de la historia.

Visualmente recuerda a la estética de Nicolas Winding Refn con neones resplandeciendo en contraste con la oscuridad. E igualmente elige la elegancia por sobre todas las cosas, incluso en los peores momentos.

La Palma de Oro de Cannes hizo que Julia Docournau pasara a la historia como la segunda mujer en ganar el premio, a lo cual ella ha respondido con sus deseos para ser un paso más en el camino para la inclusión de las mujeres en estos espacios y no como una simple excepción.

Titane es extrema e intensa, no recomendada para todos los públicos pues sin duda habrá quien le disguste la idea desde el planeamiento. Sin embargo, es una interesante sorpresa que supera a su antecedente (Raw, 2016) y que no dejará indiferente a ningún fan del terror y lo raro.

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jueves, 4 de noviembre de 2021

ANNETTE

noviembre 04, 2021 0

Por Indira García.

Annette es única en su tipo, asombrosa, bizarra e intrigante. Es la primera película en inglés dirigida por el francés Leos Carax, quien también causó controversia con su cinta anterior Holy Motors (2012). El guión está co-escrito con Ron Mael y Russell Mael de la banda Sparks, fusión que da por resultado una ópera rock maravillosa, cargada de drama y tragedia.

Para reseñarla no es necesario dar spoilers y es mejor verla sin mucho conocimiento previo para dejarse llevar por la oscura historia.

La película comienza con una advertencia de no hacer absolutamente ningún sonido durante la obra, ni respirar, mientras nos presenta al cast, dejando en claro que se trata de una representación teatral, estableciendo el tono sarcástico y descarado que mantiene durante las dos horas que dura.

Annette no teme tocar temas delicados y lo hace de frente, sin limitarse, dejando que los sentimientos se despabilen entre personaje y canción. A través de viñetas, con imágenes superpuestas y una narración experimental, la historia se va desarrollando con palabras cuidadosamente bien elegidas y acciones interpretadas al mismo compás.


El director sabe captar cada toma para usar los movimientos tan bien coreografiados para subir la tensión del drama y narrarnos diligentemente la historia. Es fascinante ver el desarrollo de los personajes a través de pocas palabras y la sencillez con la que critica las relaciones interpersonales así como el egoísmo en la búsqueda del beneficio propio.

Hay tres personas esenciales en esta historia: Henry McHenry, un standupero que se regodea de su mala fama y para quien todo es una broma; Ann, su doncella, una cantante de ópera con voz angelical; y Annette, la hija de ambos.

La actuación excepcional de Adam Driver como Henry McHenry es el centro de todo el espectáculo, es difícil pensar en algún otro actor que pudiera haber logrado sostener la película, como lo hizo. Anteriormente lo vimos en un drama familiar igual de desconsolador (Marriage Story, 2019), pero aquí reluce y reafirma su talento y versatilidad. McHenry es excéntrico y explosivo, igual que el guión.

La historia por momentos se siente como tragedia griega, como epopeya, que funciona muy bien en conjunto de las melodías y que demuestra que cada elemento está muy bien pensado. Todo va acorde y con ritmo, como una orquesta bien dirigida.


Marion Cotillard hace un increíble trabajo interpretando a Ann, la actriz ha trabajado en teatro anteriormente y saca provecho de ello aquí. La apariencia inocente y pura de su personaje es la luz que contrasta con la oscuridad de Henry.

Simon Helberg también da una actuación inolvidable, a pesar de que no son muchas sus apariciones en pantalla, su personaje es entrañable y con un desempeño totalmente sorprendente.

Sin embargo y para sorpresa de muchos, Annette es representada por una marioneta. Un arriesgado, pero bien pensado detalle, que dota al personaje de una profundidad inesperada.

La película es totalmente experimental, un musical no convencional que potencialmente podría convertirse en una obra de culto (como The Horror Rocky Picture Show), sin embargo se entiende que por lo mismo no es para todos los gustos. El humor ácido y ofensivo que llega a tener puede incomodar, aunque probablemente esa es su intención.

La representación de cómo se llega a vanagloriar a la gente es una copia certera de la realidad e incita a pensar en nuestro alrededor, y eso también puede asustar.

Se le puede odiar u amar (en Cannes recibió ovación de pie), pero Annette es imperdible.

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lunes, 25 de octubre de 2021

Duna

octubre 25, 2021 0

Por Indira García.

Uno de los estrenos más esperados del 2021 es Duna, dirigida por Denis Villeneuve y que representa el regreso de una de las historias más entrañables para los fanáticos de la ciencia ficción. David Lynch hizo su propia versión en 1984, pero fue mal recibida y muy criticada, incluso por el mismo director.

El avance de la tecnología, el CGI y el increíble cast que Villeneuve reunió, fueron algunas de las razones por las que generó grandes expectativas desde su preproducción. Y sin duda lo mejor de la película justamente es el reparto.

Timothée Chalamet se lleva la mayor parte del tiempo en la pantalla, encarnando a Paul, el heredero de la casa Astreides; un héroe en desarrollo que reniega de su destino como "El Elegido" que se le presenta a través de visiones y sueños, mismas que develan a los espectadores detalles imprescindibles. Óscar Isaac da vida a Leto, padre devoto de Pauly buen diplomático, que busca lo mejor para su gente y su familia, con Rebecca Ferguson como su contraparte, Jessica Atreides, una mujer misteriosa que maneja la política desde las sombras y que acompaña a Paul durante gran parte de la travesía.

Stellan Skarsgård encarna al villano Vladimir Harkonnen, grotesco por momentos, pero cumpliendo con su cometido de provocar desprecio hacia el personaje y sus acciones. Jason Momoa, Dave Bautista y Javier Bardem también desempeñan buenas actuaciones en sus pequeños momentos en escena.

Sin embargo, algo que ha decepcionado son las pocas apariciones de Zendaya, quien en los promocionales daba la impresión de tener presencia más allá de unos cuantos minutos. Aunque cabe mencionar que es un detalle pasable al ser la primera parte que apenas nos introduce a Duna.


Por otro lado, a pesar de que la historia se desarrolle en el espacio, no está tan lejana a nuestra realidad: familias en el poder buscando mayores riquezas en tierras ajenas, personas poderosas que subestiman a sus enemigos y a aquellos a quienes buscan quitarles sus recursos.

La fotografía es otro gran acierto, los imponente paisajes desérticos rememoran a otros clásicos como Star Wars o Mad Max, es un universo perfectamente construido con el potencial para quedarse como ícono junto a otros grandes de la ciencia ficción. Las escenas claramente fueron pensadas para la pantalla grande, dato que ha recalcado el director, algo desafortunado y probablemente mal planeado tomando en cuenta que en Estados Unidos fue estrenada casi simultáneamente en HBO Max, por lo que quienes decidan verla en cualquier otro dispositivo no lograrán apreciar al máximo los detalles cinematográficos y podrán perder parte de la experiencia que representa la cinta.

La película se desenvuelve lentamente, con una narrativa que no va solamente del presente y que por momentos abusa de los flash-forwards. El guión justifica el uso del recurso, sin embargo, no deja de ser abrumador el bombardeo de información que puede confundir y desviar la atención.


Duna confía en su historia y se sostiene sobre ella, muestra poca acción y una que otra pelea para demostrar las habilidades de los protagonistas. Pasan casi dos horas para sentir que la acción real va a comenzar, se esfuerza en construir el ritmo ideal para conducir al clímax, pero éste dura demasiado poco y hace que el final se sienta cortado y prematuro, dejando al espectador con la expectativa al filo para saber qué sucede en la segunda parte.

La película se siente como el prólogo de una historia épica que promete atrapar, pero que por sí sola no podría funcionar.

No es la primera vez que el director revive un clásico de la ciencia ficción para atraer a las nuevas generaciones (estuvo a cargo de la secuela Blade Runner 2049) y el tema de la vida en el espacio exterior, así como navegar en el tiempo, tampoco son nuevos para él.

Cinematográficamente es evidente que ha cosechado buenos frutos de su trabajo a lo largo de los años y deja una alta expectativa para la continuación.

Duna requiere un poco de paciencia y atención, es algo que no se pueden perder los fanáticos de la ciencia ficción.

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jueves, 21 de octubre de 2021

Halloween Kills

octubre 21, 2021 0

Por Indira García.

Esta última entrega de Halloween es la segunda parte de una trilogía que continúa el legado de Michael Myers, donde los escritores decidieron olvidar todas las secuelas originales y solo respetar el filme original. Halloween Kills empieza sin contexto, inmediatamente después del final de la estrenada en 2018 y rápidamente rompe su propia regla sobre la historia canon pues muestra escenas completas y referencias a algunas de las primeras secuelas.

Las primeras escenas de Michael en acción, con una matanza entre llamas, marca el comienzo de una serie de asesinatos creativos. Hay de todo: cuchillos, dulces, calabazas e incluso recreación de fotos con cadáveres. Puede que para algunos roce lo ridículo lo elaborado de cada escena, pero los slashers no tienen que ser totalmente realistas.

Y como slasher cumple muy bien, no se contiene con la violencia y al mismo tiempo nos regala escenas cargadas de nostalgia con los sobrevivientes originales. Estos personajes son aprovechados al máximo, organizando a las multitudes y enfrentándose a Michael directamente.

La acción nunca se detiene y en algunas partes se combina con suspenso, es más sangrienta que la anterior y da oportunidad a que varias personas diferentes tengan peleas uno a uno con Michael Myers.

En Halloween 2018, Lauri (Jamie Lee Curtis) es una protagonista llena de vida y que se roba la película, sin embargo en esta ocasión pasa la mayor parte recostada en cama a consecuencia del enfrentamiento en su casa. Su hija Karen (Judy Greer) y su nieta (Andi Matichak) tienen mayor peso esta vez y cada una se embarca en una misión diferente, con el mismo fin de detener la matanza.


Halloween Kills también aprovecha el momento sociopolítico que estamos atravesando para intentar transmitir un mensaje sobre las consecuencias de multitudes desinformadas, que se dejan cegar por su rabia y creencias. Sin spoilers, son escenas de mucha tensión, aunque con un desenlace que se pudo extender más.

El final deja muchas dudas, especialmente porque informaron que habrá un salto al presente, pues Kills se sitúa en 2018. Toda la película transcurre en las horas siguientes al final de la anterior, pero se siente mucho más larga por la cantidad de cosas que suceden. Sin embargo, la cinta no es nada pesada, es entretenida y por momentos divertida.

El trabajo visual en cada escena encuadra perfectamente cada asesinato, gracias a la dirección de David Gordon Green.

Halloween Kills es imperdible para los fans del terror, de los slashers y del gore, pero es muy recomendable ver primero la de 1978 y la de 2018.

Y aunque las críticas se han polarizado entre quien la odio por completo y a quien le encantó, hay algo en lo que todos coincidimos: nadie quiere escuchar una vez más la frase “el mal muere esta noche”.

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miércoles, 6 de octubre de 2021

Candyman

octubre 06, 2021 0

Por Indira García.

La figura del hombre con mano de garfio y rodeado de abejas se consolidó como una figura de culto tras el estreno de la primera película de Candyman en 1992 y ahora regresa en este reboot/secuela con Nia DaCosta como directora y Jordan Peele más Win Rosenfeld en el guión.

En la historia original conocimos a Helen Lyle, una mujer que investiga la leyenda urbana de Candyman (interpretado una vez más por Tony Todd) como trabajo de tesis pero termina incriminada en el secuestro de un bebé y finalmente muere quemada en el barrio de Cabrini-Green, no sin antes regresar al pequeño con su mamá. En esta secuela la historia continúa treinta años después, siguiendo a un jóven artista llamado Anthony McCoy (interpretado por Yahya Abdul-Mateen II) quien escucha la leyenda de cómo Helen se volvió loca, desencadenando en Anthony una obsesión que le lleva a descubrir a Candyman. Su trabajo artístico se centra en el hombre de las abejas tras el descubrimiento, culminando en una exposición con una pieza clave llamada “Di mi nombre” con las instrucciones para invocarlo: repetir Candyman cinco veces frente a un espejo.

A partir de ahí, la obsesión de Anthony crece y le lleva a descubrir secretos ocultos sobre la leyenda, volviéndolo huraño y apartándolo de su novia y amigos (Teyonah Parris, Nathan Stewart-Jarrett) al mismo tiempo que suceden asesinatos extraños relacionados con su obra.

Pronto, Anthony descubrirá su conexión con Cabrini-Green y Candyman, posicionándolo en una búsqueda sobre su verdadero ser.


Candyman 2021 es muy diferente a su antecesora, pues deja de lado las sutilezas y el comentario social pasa de ser una figura metafórica a estar explícitamente dicho en pantalla: la sociedad blanca continúa siendo profundamente racista hacía la población negra, sin importar el paso de los años. Ese punto ha decepcionado a muchos, sin embargo la película se burla de sí misma en boca del protagonista y reafirma que la violencia que representa debe ser mostrada gráficamente. La gentrificación de barrios marginados y el posterior desplazamiento de sus habitantes es otro de los temas eje, un reflejo muy acertado de un suceso que se ha replicado no solamente en Estados Unidos, sino en todas partes del mundo.

El peso de Jordan Peele en el guión se siente completamente ya que intenta dejar una especie de moraleja sociopolítica, como en el reboot de The twilight zone que corrió a su cargo. Sin embargo, el refuerzo sobre esta parte de la historia deja descuidadas las subtramas secundarias que presenta la cinta, construyendo fuertes cimientos para un desenlace que sucede muy rápido y se queda corto. Pareciera que algunos elementos fueran de relleno y son cortados de tajo, se quedan en simples anécdotas irrelevantes para la trama.

Por otro lado Nia DaCosta (quien será la primera mujer afroamericana en dirigir una cinta de Marvel) hizo un trabajo maravilloso en la dirección de la cinta, construyendo un ambiente oscuro que mantiene el suspenso durante la hora y media que dura la película. El juego con espejos y luces en las tomas es aprovechado al máximo, siendo esta su estética predominante, recordando visualmente a directores como Gaspar Noé o Nicolas Winding Refn. Las muertes y matanzas, elemento clave en el horror, son bien logradas y entretenidas aunque no dejan mucho impacto.

El final es un poco flojo y genera algunas inconsistencias con la historia de 1992, pero a pesar de eso es una secuela fuerte y original que convoca a que el espectador reflexione sobre la brutalidad policial, la marginación y la gentrificación, generando una pregunta implícita: ¿quién es realmente el villano? Totalmente acorde al contexto que vivimos.

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