La
vigésima segunda edición del Tour de Cine Francés ha iniciado ya y ahora se
exhibe en nuestras carteleras con una fuerza que ha ido en aumento cada año.
Dentro de su oferta desfilan comedias románticas y dramas desgarradores bastante
atractivos pero también presenta una biopic que explora la peculiar etapa de uno de los personajes más influyentes
dentro del mundo de la pintura. Me refiero al francés Paul Gauguin, personaje
protagónico del filme Gauguin: Viaje a
Tahití que dirige Edouard Deluc.
Como lo afirma su título, la película nos muestra a un
Gauguin que decide alejarse de la Europa civilizada para encontrar inspiración
dentro de las tierra tahitianas. Ahí enfrentará la pobreza y la enfermedad
acompañado de una joven nativa a la que toma por esposa y quien termina siendo
la inspiración de algunas de sus pinturas.
Para encarnar al famoso pintor, Deluc ha elegido a Vincent
Cassell y el actor francés realiza una interpretación correcta mostrando a un
personaje con ciertos bloqueos en su trabajo que poco a poco irá confrontando.
Sin embargo la película no se centra en ese aspecto e intenta abordar varios
temas que afectaron al famoso artista.
Uno de los principales es su lucha contra el fracaso. El
filme nos presenta una historia en la que el personaje se ve rodeado por
circunstancias poco favorables. La soledad camina con él, una soledad profunda
que ningún otro individuo logra entender. Las enfermedades lo consumen y sufre
de una agonía interna que con el paso del tiempo y del metraje le irán causando
problemas. La indiferencia del público ante su obra le genera una sensación de
impotencia y al mismo tiempo lo orillan a vivir de forma precaria. Y por si
fuera poco se ve envuelto en un triángulo amoroso que le genera ciertos líos.
Sin embargo, él se aferra a su pintura y encuentra en ella un escape ante estas
complicaciones que lo atormentan.
Dentro del exótico paisaje tahitiano Deluc logra mostrarnos
a un Gauguin que lucha contra sus propios demonios. Vincent Cassell le aporta
rebeldía a un personaje que se niega a regresar a su patria buscando alguna
respuesta y tratando de encontrarse a sí mismo dentro de aquella zona rural
extranjera. Los personajes que lo acompañan durante su estancia en aquel país
son pintorescos pero no logran tener la fuerza suficiente dentro del relato.
Uno de estos personajes es Tehura, protagonista femenina
interpretada por Tuhei Adams e interés romántico del protagonista dentro de la
cinta. La musa que inspiró a Gauguin durante sus años en Tahití es un personaje
que no tiene suficientes matices para empatizar con el espectador. No existe
una mayor profundidad sobre la relación que tiene con el pintor y ese detalle
le resta puntos al filme. Del mismo modo hay ciertos personajes secundarios que
no terminan por definirse bien y se sienten incompletos dentro del relato.
Por otro lado, vale la pena destacar el trabajo del
fotógrafo Pierre Cottereau, quien logra atrapar en varias escenas todos esos
imponentes paisajes del lugar haciendo del aspecto visual algo impecable dentro
del filme.
Edouard Deluc nos entrega un trabajo agrio sobre la
constante lucha interna del famoso pintor postimpresionista durante su estancia
en Tahití que intenta abordar varios temas y termina perdiéndose en su camino.
No es una mala película pero quizá no logre generar empatía con todos los
espectadores. La actuación de Vincent Cassell es buena pero nos ha entregado
otras más interesantes. La biopic que el Tour de Cine Francés nos presenta este
año no es de lo mejor dentro de la muestra.
Trailer
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