Por Diego Rodmor
El
futuro nos ha alcanzado. Muchos hemos sido testigos de los cambios drásticos
que en un parpadeo llegaron. Nuestra infancia y la de los niños de hoy son muy
diferentes no sólo por la época políticamente correcta e hipersensible que
estamos viviendo, sino también por los avances tecnológicos que poco a poco nos
han ido esclavizando. Evocar aquellos tempranos días en los que éramos niños
suele provocar en nosotros varios suspiros nostálgicos. Sobre todo para
aquellos que nacieron en los setenta, para aquellos que nacimos en los ochenta.
Geniales tiempos que no volverán pero que de vez en cuando volteamos a ver para
sonreír con el recuerdo. Y eso el cine lo sabe.
Además
de explotar el tema de forma recurrente durante los últimos años para
satisfacer a un público que echa de menos aquellos tiempos gloriosos, también
han sido varios los cineastas que a través de sus filmes reflejan esa época de
un modo más sincero. Es el caso de François Simard, Anouk Whissell y
Yoann-Karl Whissell, directores canadienses que han presentado sus trabajos
bajo el nombre de RKSS y que cuentan con algunos cortos y sólo dos
largometrajes dentro de su joven trayectoria.
Turbo Kid fue el primero que entregaron
y su película representó todo un tributo a aquellas cintas serie B que tanto
éxito tuvieron durante esos años. Aquella ópera prima no mostró nada nuevo pero
si fue un buen ejercicio nostálgico que recibió muchos aplausos debido a la
agradable sensación que logra generar durante su hora y media de duración.
Hoy
llega a nuestros cines Verano del 84,
segundo largometraje de estos tres cineastas y su mirada hacia aquellos años
dorados sigue vigente y se manifiesta en cada uno de los fotogramas. Si Turbo Kid era una cinta de ciencia
ficción divertida y llena de gore, ahora nos presentan una película más seria y
que explora el género de terror mediante escenas divertidas pero con toques de
un suspenso muy bien logrado que va acercándose lentamente al subgénero del
slasher. Todo bajo la premisa del típico adolescente ochentero que espía a su
vecino, quien forma parte del cuerpo policiaco del pueblo, porque está seguro
de que es el asesino serial que ha causado terror en todo el condado.
Al
igual que con Turbo Kid, está
película no muestra nada que no hayamos visto antes. Las referencias a trabajos
como La Ventana Indiscreta, Paranoia, Los Goonies o Cuenta Conmigo
son bastante obvias. Sin embargo aquella estupenda sensación, casi palpable y
bien lograda, de estar en la década que pretenden mostrar es lo que resulta
atractivo en este filme. Desde luego el factor nostálgico está presente, las
referencias en lo visual y en los diálogos, pero la película va más allá y
muestra una madurez por parte de los directores que no se alcanzó a ver en su
trabajo anterior. Mientras que en Turbo
Kid todo era aventuras y diversión, en Verano
del 84 nos presentan un relato más oscuro, más personal. Es divertido en un
principio pero conforme avanza el filme, los personajes se van acercando
lentamente al peligro hasta que se desatan las consecuencias.
Repleta
de actores desconocidos, –salvo quizá el joven Judah Lewis, quien fue
protagonista del último filme de McG La
Niñera– la película nos muestra todos los clichés de esos filmes
ochenteros: el grupo de amigos, uno nerd, otro el chico malo, otro el gordito
de cabello rizado, la chica guapa e inalcanzable, el protagonista ordinario que
quiere ser alguien extraordinario, el vecino sospechoso. Y aunque por la
premisa todo parece indicar que nos encontramos ante un filme de terror, la
verdad es que el tema principal de la película es el paso hacia la madurez. El
centro del largometraje es este cuarteto de amigos quienes se involucran en un
peligroso caso para divertirse durante el verano sin darse cuenta de que
terminarán metiéndose en algo más serio.
Durante
el transcurso de la cinta somos testigos de lo que pasa con cada uno de ellos,
cómo viven, cuáles son los problemas que esconden y el filme explora aquello
que su protagonista menciona varias veces: cada vecino esconde algo detrás de
su puerta. Problemas maritales, infidelidades, peleas domésticas y hasta
asesinos seriales. Junto con estos adolescentes volveremos a presenciar esa
complicada etapa por la que alguna vez pasamos hasta encariñarnos con el grupo
protagónico y la genial química que existe entre ellos. Tremendo mérito de este
trabajo cinematográfico.
Al
principio es divertido ver como estos cuatro chicos platican sobre temas
típicos de su edad pero poco a poco las cosas se van poniendo más serias.
Empezamos a conocer sus vidas y lo que esconden tras sus puertas, nos
involucramos en su constante búsqueda de evidencias para inculpar al vecino en
los asesinatos, repentinamente surge la duda y empezamos a sospechar de todos y
lo que en un inicio era divertido se va tornando aterrador. Una vez que ya
conocimos a los personajes y nos encariñamos con ellos, no queda más que
esperar la agria conclusión. Un final desgarrador que rompe de forma brusca con
lo que todos esperábamos que pasara, con el esquema clásico ochentero de esos
filmes a los que tanto hace referencia. Un final bastante realista y brillante.
Por
otro lado, el aspecto sonoro es digno de destacarse ya que le da forma a la
historia y a la época. Se asemeja bastante a la música que formó parte de Turbo Kid pero también es inevitable no
recordar la música que acompañó a la serie Stranger
Things.
Verano del 84 es un filme independiente
bastante interesante que aborda la relación de cuatro amigos en medio de la
adolescencia y a punto de alcanzar la madurez. Será atractivo para todos
aquellos nostálgicos ochenteros y para los amantes del cine de terror. François
Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell presentan un trabajo que no deja
de admitir su legado ochentero. Ellos mismos son reiterativos en el cariño que
sienten por esta época y lo vuelven a demostrar con una película que va de lo
típico, de lo divertido a lo serio, a lo complejo, a lo escabroso. Al final estos
cineastas se arriesgan y concluyen su historia de un modo brusco y poco
complaciente. Detalle que me parece bastante acertado. Habrá que estar
pendientes del próximo trabajo que estos canadienses nos
presenten.
Trailer
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