Por
Carolina García.
El
planeta es como los animales, comen o son comidos
(Meinhard, Western (2017). Dir. Valeska Grisebach)
La ley de la jungla, la ley del más
fuerte… El hombre en su misma naturaleza. La tierra exhitleriana pintó la
bandera del cine mexicano con el Certain Regard, 2017, Western, una fractura del
estigma western con una bocanada masculina desde la pupila de Valeska Grisebach.
Un ecosistema orgánico entre verde
hoja, azul cielo con café tierra, la naturaleza y su solmene presencia en los 100
minutos rodados en la personificación de Meinhard
Neumann dando voz con el mismo nombre, el legionario enredado en la
construcción hidroeléctrica a unos pasos de la frontera de Grecia junto a un
cúmulo varonil de obreros encargados de la obra.
El relato cuenta la historia de un
hombre en su esplendor del género y de especie. Exhala astucia, busca,
encuentra, vuelve a buscar. El campamento donde se instala junto a los demás
constructores, mismo en el que plantan su bandera patria, va comandado por el
que, hasta ahora, es el más fuerte, Vincent, proyectado desde la piel de Reinhardt Wetrek, la cabecilla soez que
al cabo de un rato rompe la gracia del espectador, el antagonista odiado.
La riña inaugura en listón rojo cuando
el legionario cruza la línea montañosa que divisa entre la construcción y el
pueblo búlgaro convirtiéndose en hombre de los dos bandos, buscando lo que
menciona al principio de la cinta, estoy aquí
para ganar dinero, así conoce a Adrian, interpretado por Syuleyman Alilov Letifov, el personaje
de apoyo para desentrañar al primero.
Cigarros, cerveza, aguardiente entremezclado
en cantinas, bares… Los trabajadores con
su poca pasta consumida en vicio… Cómo describir al sujeto que vemos en
pantalla, montado a caballo elegante, sin pistola, pero con navaja, sin
sombrero, pero a camisa, un vaquero misterioso, solidario.
La construcción del arte en
colaboración con Meinolf Zurhorst y Michael Randel, aunque natural, da la
pinta de la zona rural que se busca hasta conseguirse. En las pieles de los
hombres, su sudor cayendo, si no a gota, a enardecimiento en pieles rojas,
cansadas por el sol, la falta de agua aunado a la casi nula civilización que
roda.
El filme alemán-búlgaro desmiembra la
vena del humano y su instinto animal, el vicio, la suerte, el placer carnal con
el más importante, la lucha del poder, el trono se lo lleva el más fuerte.
Entre planos abiertos, a veces largos, por qué permanecer en la butaca sin el
aparente éxtasis, la evolución del extranjero alemán. Neumann muestra una particular gestualización en cada uno de sus
actos, sus rasgos esbozan en una persona de guerra con una indescifrable identidad
que a ratos vislumbra su antecedente y su futuro.
La cinta estrenada en conjuntos
mexicanos el pasado viernes pasará por cartelera Cineteca Nacional para atisbar el arte en guion de Grisebach con una
vorágine de lucha bestial escondida a través del raciocinio humano. Una
proyección vaquera sin estereotipos ya vendidos y revendidos comercialmente.
Trailer
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