Por Carolina García
Y las
camaristas no se vuelcan en el ego, pasan como sombras desapercibidas guardando
quién sabe cuántas historias…
Al casi
monocromo de blanco con gris, abrumado de vacíos en ecos, acompañado de sábanas
sucias y clientela exigente, se compone La camarista, relato contado desde
la vena de Lila Avilés, que forma
parte de la cartelera visual en la XVI
edición del Festival Internacional de Cine de Morelia.
Irrumpiendo
los estándares del egocentrismo del ser humano, con ese afán por querer ser
visto, La camarista desentraña
la soledad en el oficio de aquellas mujeres sumergidas entre cobijas blancas,
las que indagan en lo íntimo de visitantes, entre ropas usadas donde viven bajo
el escondite de lo solitario. Eve (Gabriela
Cartol), el personaje que sufre una transformación en su cuadro de
actuación, comienza con una vida lineal que al cabo de unos minutos pasados, el
rodaje cae en el primer punto de amarre cuando se atraviesa la ferviente
actuación en la sangre de Teresa Sánchez,
interpretando a Minitoy, para imprimir las emociones en Eve que parecían
inexistentes en ella.
La
fotografía se mantiene fija a todo momento, a cada rincón que expresa sin dejar
cabida para el habla del personaje de Cartol.
Y todo se hace en el interior del cuarto, a veces tirados, otras tantas tan
limpios que el reflejo de la luz en lo albo pareciera irreal...
Hablar de
los cuadros, que forman una composición atenta a la profundidad de campo,
encierran a Eve en sí, como si el mundo se dibujara únicamente de su piel hacia
adentro con algunas salidas al hotel donde trabaja.
Una
astuta formación de actores para recrear las actividades de las camaristas en
una verdadera industria hotelera, enseñado desde verdaderas trabajadoras, formó
parte de la creación de los personajes que se observan en pantalla, al lado de
grandes abastecimientos en materia prima, de papel, jabones, perfumes y toda lo
disponible en aquellos hoteles de primera clase.
Con una
producción pequeña, la nueva película de Avilés,
logra trastocar, de una forma muy sútil, pero sobre todo, sin premura, la
historia detrás de los personajes cotidianos de nuestro redor, la vida de mujer
como un ser aislado, con ganas de aprender, de crecer, del mismo humano
invisible para otro humano.
La cinta
rodada a 102 minutos con una coproducción entre México y Estados Unidos, se
elabora con rotundo cuidado, con una calma para retratar los detalles en la
acción de la protagonista, donde la música escasea, pero el audio per se la viste sin dejar un mal sabor
de boca, más bien, el diseño sonoro se convierte en un actante más de ella.
Por fin
degustaremos una de las esperadas dentro del séptimo arte… Galardonada por el Festival Internacional de Cine de Morelia
2018, La camarista llega a territorios de la ciudadanía mexicana para
abrir la 66° Muestra Internacional de
cine. El circuito podrá encontrarse disponible en salas de arte de Cinépolis y Cinemex, además de ser acogido por la Cineteca Nacional.
Trailer
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