Por Oswaldo Magaña.
El mercado del arte contemporáneo está lleno de aparente vanguardia,
frivolidades y glamour que cautivan a muchos. Todos quieren entrar a ese mundo
donde abundan pseudo intelectuales en donde el status y el dinero juegan un
papel más importante que las obras mismas. Hay quienes harían lo que fuera por
destacar en él.
Josephina (Zawe Ashton) quien es asistente en una galería, se ve por
azar ante las obras de un talentoso pero misterioso artista recién fallecido,
quien vivió en el anonimato toda su vida. Esto le asegura
una posición, fama y mucho dinero. Pero las extrañas y extraordinarias pinturas
llevan una maldición que caerá sobre todos los involucrados en exponerlas.
De eso trata Velvet Buzzsaw que es el nombre de la banda de rock que
alguna vez tuvo Rodhora (Rene Russo) quien dirige una agencia de curado de arte
famosa, quien sabe todo del negocio del arte y se ayuda de Morf Vanderwall
interpretado por Jake Gyllenhaal (Stronger, 2017) duro crítico de artistas
contemporáneos quienes pueden verse beneficiados o destruidos con su
apreciación del arte.
La película es, antes que todo, una crítica al mundo del arte, en donde
las galerías exponen a precios altísimos, lo mismo obras de calidad u otras que
bien se podrían encontrar en la basura. La moda de los performance que ha
venido a cambiar la percepción que se tenía de arte y a muchas personas
asombra, pero que en el fondo, algunas son piezas vacías y sin significado
hechas por gente sin verdadero talento.
La historia es original, aunque por la temática, recuerda a las
películas de serie B de los setentas- ochentas: bolsas asesinas, cosas
asesinas, pinturas asesinas, etc. Su director y escritor Dan Giroy
(Nightcrawler, 2014) pone los elementos para un filme de terror pero queda a
deber como género.
Está filmada estéticamente preciosista lo que no ayuda mucho con el
terror, pero maneja un estilo y eso es más apreciable. Las actuaciones cumplen,
Gyllenhaal hace un buen papel y se apropia del personaje de Morf, quien es
perfeccionista, apático, narcisista y ególatra, con gustos bisexuales y siempre
en busca de aquella obra de arte que le haga sentir vivo y que su trabajo
merece la pena.
Toni Collette (Hereditary, 2018)
tiene un papel secundario, lo que significa un desperdicio de actriz con tales
capacidades histriónicas, si en su anterior cinta no le dieron una nominación
(mal, mal Los Oscar… Otra vez lo hicieron), en esta ni que decir.
Fotografía y montaje lucen muy bien, con mucha definición y contrastes
altos, escenas con mucha iluminación y color, abundan ciertas composiciones
rebuscadas pero otras muy bien logradas como la escena de Rodhora evocando su
pintura.
Pero lo más rescatable de Velvet Buzzsaw (palabra que sugiere al sexo
oral femenino), sin duda, es quizá su amplia crítica sobre el mundo del arte
actual. La escena de las bolsas de basura es sublime, incluso parece
influenciada por Avelina Lésper.
Trailer
No hay comentarios:
Publicar un comentario