Por Oswaldo Magaña.
Las guerras siempre han
estado presentes en casi toda la historia de la humanidad. Tan solo en el
periodo entre 1823 y 2003 han sucedido 95 conflictos militares a nivel
internacional. Esto demuestra que cada cierto periodo de tiempo, el ser humano
entra en conflicto. Y es que la historia ha demostrado que después de un largo
periodo de aparente paz o tranquilidad, en pleno progreso, los conflictos se
han desatado.
Sin embargo la sociedad
contemporánea no es del todo consciente de lo que implica un conflicto armado a
escala global. De hecho, los medios de comunicación masiva como el cine o la
televisión, se han encargado de glorificar las guerras, otorgándole la etiqueta
de “honorable” a un hecho completamente aberrante.
Y no es que las
personas que han estado en las guerras no sean honorables, ellos murieron por
sus respectivos países, dieron todo a cambio de la libertad de sus seres
queridos, pero nadie les dijo el precio que debían pagar. Y es que la guerra
implica sacrificios, siempre. Desde que se creó, el cine ha servido como
plataforma para registrar y mostrar los hechos bélicos del mundo.
Jamás Llegarán a Viejos (They Shall Not Grow Old) del director
neozelandés Peter Jackson quien
dirigió la trilogía de El señor de los
anillos, es un documental que muestra todo un acervo audiovisual de
películas filmadas durante la primera guerra mundial, las cuales han sido
restauradas, ralentizadas y colorizadas a través de procesos digitales y de
postproducción de primer nivel. Un trabajo sumamente arduo si se toma en cuenta
que son imágenes filmadas hace cien años.
El documental muestra
en un preámbulo bastante largo (alrededor de 25 minutos) solo con imágenes en
blanco y negro, tal y como se filmaron en aquella época, acompañadas de la voz
en off de veteranos de guerra que vivieron en carne propia los horrores de la
guerra y que están ávidos de contar todas aquellas anécdotas de guerra que son
reforzadas con las filmaciones.
En cuanto a la forma
del documental, la narrativa visual utilizada es muy simple, no lleva una gran
elaboración técnica y eso le da un poco de debilidad al inicio. Las imágenes restauradas
y colorizadas son, desde luego, mágicas. Te permiten adentrarte en esa realidad
olvidada hace casi cien años. La calidad y la nitidez de las imágenes te hacen
dudar por un segundo que fueron filmadas hace tanto tiempo.
Considero que abusa de
la voz en off de los veteranos, pudiendo presentarlos en secuencias cortas o
durante las transiciones entre los gráficos restaurados y los antiguos. La
música a cargo del grupo neozelandés Plan 9 es un arreglo de la canción Mademoiselle from Armentières la cual era muy popular durante la
primera guerra y que podemos escuchar durante los créditos. El acento británico
se hace presente en este arreglo tal vez a manera de homenaje para los
veteranos.
El fondo, por otra
parte, es lo que más llama la atención ya que nos permite conocer aquellas
historias que se ha llevado el tiempo y de las cuales sólo los sobrevivientes y
los filmes son testigos. Escuchamos a quienes sufrieron ese holocausto y que
aún hoy, no logran borrar de sus recuerdos la crueldad de la guerra. La
historia nos enseña que tras la guerra queda desolación y dolor. Un dolor que
nunca te abandona. Como se menciona en el film, la idea romántica de la guerra
se esfumó apenas llegaron al frente de batalla.
Jakson ya había
ensayado mirar a la historia a través del lenguaje cinematográfico pero con un
“mockumental” (falso documental) llamado Forgotten
Silver (1995). Sin embargo, con They
Shall Not Grow Old es que debuta en este género. Considero que el mayor
acierto de este documental es la restauración del acervo audiovisual, sentando
precedentes en el manejo de los materiales históricos del mundo de aquí en más.
Su mayor desacierto, tal vez la manera en que arma la historia.
Trailer
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