Beetlejuice Beetlejuice
Por Indira García.
Es difícil hacer que una secuela tan esperada funcione bien y más si la original vio la luz desde hace 36 años. Sin embargo, Tim Burton lo ha logrado con Beetlejuice Beetlejuice y no solo eso, esta secuela marca el regreso del director a sus raíces con una historia tan divertida como absurda.
En la historia han transcurrido más de tres décadas, al igual que en la vida real. La icónica Lydia Deetz (interpretada por Winona Ryder), ahora es una estrella de la industria paranormal con su propio programa de televisión sobre casas embrujadas, al lado de su nueva pareja y manager Rory (Justin Theroux). Durante esos años, Lydia ha seguido comunicándose con los muertos y ha formado una familia. Sin embargo, el intenso encuentro que tuvo con Beetlejuice (Michael Keaton) en su adolescencia la marcó profundamente. Ahora se aterra al verlo reaparecer, aunque ya no viva en la casa original ni en el pueblo. Después de una de esas apariciones, Lydia recibe la noticia de que Charles, su padre, ha muerto y que su funeral será celebrado en la casa embrujada original, lugar que él amaba y donde su madrastra Delia (el regreso de Catherine O’Hara) planea expresar su dolor a través del arte.
Conocemos que Lydia tiene una hija, Astrid (interpretada por Jenna Ortega), que estudia en un internado con quien tiene una relación tensa. Astrid le reprocha a su madre ser una farsante, ya que, a pesar de hablar con los muerto nunca se ha comunicado con su padre desde que falleció años atrás. Ahora, Lydia se enfrenta al desafío de conectar con una adolescente, mientras Delia, fiel a su estilo sarcástico, bromea sobre el "karma" que enfrenta por su actitud de joven gótica. A pesar de que Delia sigue siendo egocéntrica y algo narcisista parece tener una relación más cordial con ella. Mientras el drama sucede con las Deetz, Astrid conoce a un chico (Arthur Conti) quien la invita a pasar Halloween con él. Lydia sigue viendo a Beetlejuice en todas partes y teme que vuelva a entrar en su vida. Del otro lado él sigue embelesado con ella y guarda una foto suya en su escritorio. Beetlejuice sigue con su negocio de bio-exorcismos. Paralelamente conocemos a Wolf Jackson (el personaje de Willem Dafoe) un actor muerto interpretando a un policía que parece de verdad ejercer como policía. Él y su equipo buscan a una succiona almas, quien resulta ser ex-esposa del mismísimo Beetlejuice: Deolores (interpretada por Monica Bellucci). Ella está en busca de venganza.
Muchos se quedarán con las ganas de ver nuevamente a Alec Baldwin y Geena Davis, pero solo son mencionados y Lydia aclara que “encontraron un vacío legal y pudieron trascender más allá de la casa”.
La película es entretenida desde el primer momento, pero la historia tiene muchos ejes y varios de ellos solo los toca por encima en sus menos de dos horas de duración. Un breve vistazo al mundo de los muertos que por momentos parece que se irá por el lado fácil del romance adolescente, un poco cursi y fuera de tono, pero logra jugar con el cliché y todo resulta a su favor con un desenlace rápido, pero satisfactorio.
Beetlejuice (1988) ya es todo un clásico y estableció un firme universo único entre el mundo de los vivos y el más allá, con sus fastidiosos burócratas y reglas extrañas. Los escenarios ya familiares regresan para darnos un vistazo más amplio a dicho universo. Obviamente habrá cosas que no tienen mucha lógica, pero en el mundo disparatado de Beetlejuice las decisiones incoherentes (y la improvisación de Michael Keaton) encajan bien para que la trama fluya. Y de eso se trata: situaciones absurdas, tal cual como en la original. No podía faltar, por supuesto, un par de secuencias musicales con los incautos y confundidos personajes cantando y bailando sobre la pista.
La cinta juega un poco con la nostalgia, hace guiños y autoreferencias pero no trata de situarse completamente sobre terreno seguro, intenta explorar el éxito pasado respetando el stop motion y los efectos prácticos pero satirizando situaciones actuales.
El gran punto fuerte de la película es su cast principal, comenzando por Michael Keaton quien está tan vivaz como hace 36 años y se nota tan feliz como nosotros de volver a ver al personaje. Destaca también Willem Dafoe pues son pocas las ocasiones donde lo han dejado ser tan ridículo y divertido como aquí. Catherine O’Hara entrega una Delia más chistosa, más cínica, que busca procesar su duelo a través del arte, satirizando muchas actitudes de influencers y tiktokers actuales. Winona Ryder y Jenna Ortega proyectan una linda química que mantiene funcionando a la historia. Y aunque con poco tiempo en pantalla, Monica Bellucci luce totalmente bella mientras mata y sutilmente nos introduce un poco de body horror. Tim Burton ha afirmado pensar en la secuela desde que se estrenó la primera pero aún no era el momento y tenía razón, nadie podría reemplazar este cast y lograr algo así de genuinamente divertido.
La cinta en general ha sido bien recibida por el público y, aunque pueda ser tachada de poco memorable, hay algo en lo que la prensa está de acuerdo: Tim Burton vuelve a ser fiel a sí mismo.
Puede que Beetlejuice Beetlejuice no se convierta en un clásico, pero es una gran película, muy recomendable.
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