jueves, 30 de octubre de 2014

Sombra Blanca, película dirigida por Noaz Deshe.

FOTO / Gabriela Romero Pérez 
Noaz Deshe, director.


Por Gabriela Romero Pérez / Café con Cine 

A finales de noviembre, el cine de arte prepara a los cinéfilos más exigentes para deleitarlos con un filme dirigido por Noaz Deshe y Ryan Gosling como Productor Ejecutivo.

En Le cinéma IFAL en el Distrito Federal fue presentada la película premiada en Venecia: Sombra Blanca.

Esta producción cinematográfica pretende que el espectador sonría y trate de endurecer su corazón al transcurrir cada escena de la complicada vida de Alias, un joven albino habitante de Tanzania que diariamente es amenazado por la crueldad de la sociedad y las ideologías que tienen algunas comunidades acerca de que la piel de los albinos tiene efectos curativos.

Aquellas personas tratan de que esas creencias se cumplan al perseguir y torturar a albinos con el fin de conseguir sus órganos. Dicha faena es llamada brujería.

Sin excluir a sus familiares, Alias se ve obligado por su madre a ir a la ciudad donde supuestamente estará al cuidado de Kosmos, tío de Alias. Aquel hombre logra que el muchacho albino viva una temporada de su juventud bajo la presión de vender fruslerías en las calles y ser partícipe de las grandes deudas que un adulto puede tener si elige el camino inadecuado. Pero Kosmos no sólo le deja a Alias un recuerdo lleno de inquietud sino que sin querer le da la oportunidad de conocer y sentir cariño hacia una muchacha, Antoinette.

Los diferentes escenarios de Tanzania hacen que se compare la ciudad con la comunidad rural. Los hogares son formados con pequeñas construcciones y habitados por personas que tienen al menos algo en común: la religión, la cual no está peleada con la justicia y que el pueblo es capaz de conseguir con sus propias manos.

Los movimientos de la cámara hacen que el espectador se atribuya el papel de la sombra de Alias, cuando camina y cuando huye, así como cuando observa el paisaje y sus ojos tiemblan. El público está presente en cada momento, en cada gota de sudor y sangre derramadas por una piel blanca con la finalidad de satisfacer los pensamientos de brujos egoístas y pretenciosos.

Las miradas de las personas, aquellas miradas tan profundas que no incomodan a Alias pero que sí roban suspiros entrecortados a los espectadores, crean un ambiente turbio en la pantalla grande y logran que se espere un remate fatal.


Es una historia que no se puede olvidar, al término de la cinta los amantes del cine deben analizarla, ya que de no ser así no encontrarán los pequeños tesoros escondidos en la vida de un albino que habita en Tanzania y sólo quedará en el recuerdo como lo que fue el desenlace: un pequeño torbellino.



No hay comentarios:

Publicar un comentario