Por Mei.
La versión más light de Drácula y
su familia llegó a los cines con dos entregas anteriores que fueron un éxito entre
los más pequeños de la familia. En está ocasión regresa en una aventura un poco
improvisada y fuera del hotel y de Transilvania.
Drácula pasó a ser un personaje
temible a un adorable viudo que tiene por prioridad la seguridad de su familia
y la de los demás monstruos. En las primeras cintas resultó en un protagonista
bien logrado, incluso conmovedor, al igual que los demás personajes que se
robaron el corazón de los niños. Ahora
en esta tercera entrega, pretenden darle un cierre al ciclo de la historia del click que presentaron en el primer
capítulo invirtiendo las situaciones con un argumento simple del cual gira toda
la película: Drácula se enamora de una humana.
Frankenstein, el hombre invisible,
el hombre lobo y los demás amigos del vampiro pasan a segundo plano y son
totalmente irrelevantes en la trama, la poca interacción que hay entre ellos se
siente forzada. En general la historia no es muy elaborada, los números
musicales y los chistes visuales se alargan demasiado sin razón alguna.
El arte y los detalles en el diseño
son el único punto rescatable, sigue presente la creatividad de mountrificar
las cosas de la vida diaria como la comida y los accesorios. Además de eso no
hay muchos puntos positivos, el guion es flojo y nada divertido pues el humor
es meramente visual, apostaron por el estilo clásico de animación y repiten
movimientos exagerados que rozan en lo ridículo.
La historia ha dado todo lo que
podría dar, es una tercera parte totalmente innecesaria que no aporta nada nuevo y no
está hecha para entretener a nadie mayor de seis años. Está bien porque es una
película infantil, pero los papás que tienen que llevar a sus hijos a verla muy
probablemente se aburrirán.
Trailer
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