Por Oswaldo Magaña.
La vida del caricaturista sarcástico
estadounidense John Callahan mirada desde la óptica del
director Gus Van Sant (Milk 2008, Good Will
Hunting 1997) quien muestra el doloroso camino que debió seguir
Callahan tras quedar cuadripléjico a causa de un accidente
automovilístico debido a sus excesos y adicción al alcohol.
La película es una biopic muy al estilo de Van
Sant quien busca mostrar el lado humano, rebelde, de personajes que
requieren encontrarse así mismos (My Own Private Idaho 1991 o Drugstore
Cowboy 1989) mostrando personajes reales, disfuncionales, adictos o con
patologías, miserables. En esta cinta aparecen muchos, y se identifican entre
ellos en un grupo de ayuda que le permite a Callahan
reflexionar sobre lo que fue su vida llena de alcoholismo y excesos para
perdonarse a sí mismo.
Tras su accidente, comienza a dibujar y crear
viñetas sarcásticas a modo de catarsis que le dan un objetivo para salir
adelante, para sentirse útil. Aunque sus tiras cómicas son tan sarcásticas que
no gustan a todo el público, lo que al principio le incomoda, pero después como
el mismo Callahan dijo alguna vez, la retroalimentación con
sus lectores es lo que le permite saber si ha ido demasiado lejos (en su
humor).
El caricaturista busca justificar su vicio a
través de sus vivencias de niño, pero el papel de víctima no le funciona con
sus compañeros de grupo quienes han sufrido o están sufriendo situaciones
similares o peores que él. A pesar de esto, el se siente como en casa, con
amigos que lo entienden y le exigen dejar las excusas para comenzar su
rehabilitación y mejorar su vida.
Es una tragicomedia bien equilibrada sin caer en
los falsos sentimentalismos y sí en la auto crítica de los personajes y en su
aceptación ante las circunstancias a través del sarcasmo y pinceladas de humor
negro durante toda la película. No es una película motivacional de esas que
hacen llorar o que inspiran, aunque lleva implícito un mensaje, no lo hace de
la forma tradicional, gracias a que el director tuvo influencia en el guión
para mostrar la historia de manera más realista, más cercana.
La fotografía es buena, se mantiene con un tono
cálido evocando el cliché para recrear los años 80's pero funciona bastante
bien. abundan los close-up para lograr empatía entre el espectador y
los personajes y tiene movimientos de cámara mínimos.
El montaje mantiene un ritmo suave pero se queda
con la atención del espectador, además de jugar con ciertos encuadres y
transiciones estilo viñeta que funcionan muy bien.
Las actuaciones tanto de Joaquín Phoenix
como de Jonah Hill (Maniac 2018, The Wolf
of Wall Street 2013) son genuinas sin caer en lo exagerado, no así Jack
Black, en especial la actuación de Jonah casi al
final de la película es muy buena.
Es una buena película biográfica que toma la
tragicomedia y la enmarca de sarcasmo para hacer más llevadera la tragedia del
protagonista. También deja entrever cómo el ser humano enfrenta muy a su manera
sus propias desgracias.
Según Sigmund Freud a través del
chiste se transmite algo socialmente aceptado que de otra manera hubiese
sido rechazado (El chiste y su relación con lo inconsciente 1905), Callahan
lo sabía.
Trailer
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