Por Oswaldo Magaña.
Hace
dos años y medio, la mejor amiga de Dolores fue asesinada durante una fiesta
que ella misma organizó, todas las pruebas la identifican como la principal
culpable. Sus padres harán de todo para apoyarla. Aunque eso signifique
hipotecar su casa y perder sus tierras con tal de pagar un buen abogado que
garantice su libertad.
Abogados,
asesores de imagen, confinamiento en
casa, cuidar lo que dice y hace, forman parte de la estrategia para demostrar
su inocencia en los tribunales. Pero existe un secreto que sólo ella y su padre
conocen. Ella debe cumplir al pie de la letra las instrucciones o podría ir a
prisión.
Cabe
destacar la crítica que hace Gonzalo
Tobal (Villegas 2012) sobre el
comportamiento infame de los medios de comunicación que tiñen de
sensacionalismo y amarillismo un evento mediático como este. Precisamente, Gael García Bernal (Desierto, 2016) interpreta a un
periodista de televisión en Argentina quien entrevista a Dolores para conocer
su versión, mostrando el lado incisivo de los medios.
Las
actuaciones, en especial las de Lali
Esposito (A los 40, 2014), que
interpreta a Dolores Dreier, y las de Leonardo
Sbaraglia (Relatos Salvajes, 2014), quien interpreta a Luis Dreier, padre de Dolores, lucen más. El trabajo de Lali
termina por evolucionar hacia el final de la película.
La
película trata de ser una radiografía del trasfondo que se suscita en casos
judiciales y la manera en que los abogados hacen de coach con sus
clientes para cubrir lo mejor posible las apariencias. Llegando a un nivel de
asesor de imagen apegado a un speech
del cual su cliente no debe salir.
Es
una pieza mezcla entre thriller y melodrama juvenil que al principio se nota
lento y va remontando con ciertas secuencias como la franca y abierta vida
sexual de Dolores y cómo una compañera de clase le consigue prospectos
sexuales.
La
fotografía y composición denotan a cuadro cerrado una sensación claustrofóbica
y perversa. La paleta de colores con azules, grises dejan un giño de misterio
en la imagen. La narrativa visual apoyada en escuetos flashbacks incrementa la
incertidumbre. De esta forma nunca se desvanece en la consciencia del
espectador, la creencia en la culpabilidad de Dolores.
En
esta ocasión Tobal se aventura con
un giro diferente en lo narrativo y al parecer funciona, pues le deja al
público el análisis de las evidencias y la última palabra, sobre
todo al final.
Trailer
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