Por Oswaldo Magaña.
Jared es un adolescente
hijo de un predicador en un pequeño pueblo. Es un chico normal, con apenas 18
años se da cuenta que le atraen los hombres, así que se lo confiesa a sus
padres, quienes le advierten que su comportamiento no es bueno a los ojos de
Dios. Así que es sometido a una terapia de conversión en un centro de
readaptación que intenta “reformar” a jóvenes homosexuales.
Al darse cuenta que la
terapia se basa en el odio y la culpabilidad, de mano del fanatismo religioso,
Jared comienza a cuestionar si en realidad podrá cambiar el supuesto
comportamiento que todos califican de “pecaminoso” y si incluso él mismo quiere
cambiar.
Protagonizada por Lucas
Hedges (Regresa a mí, 2018), Nicole Kidman (Destroyer, 2018), Russell Crowe (Lo
mejor de mi vida, 2015) y Joel Edgerton (Operación Red Sparrow, 2018) Corazón
borrado es una drama que plantea el tema de cómo es tratada la homosexualidad
en una familia puritana, bajo la creencia de que se puede cambiar a través de
la famosa terapia de conversión que ha sido aplicada a más de un millón de
jóvenes en Estados Unidos.
El tono de la película
es el adecuado, sin embargo, le falta contundencia para llegar a ser una
crítica más profunda sobre estos centros que aún el día de hoy existen en
Estados Unidos. Si bien es cierto que da un mensaje concreto, por momentos se
nota simplista, floja.
Sin embargo se sitúa en
un contexto donde resulta más que importante dejar patente el respeto a la
diversidad sexual. El desarrollo de la trama se centra en la experiencia real
que vivió Garrard Conley, de quien sus relatos sirvieron de materia prima para
esta adaptación al cine.
La película muestra las
primeras experiencias de Jared como homosexual y la manera en que él mismo
busca acallar sus deseos anteponiendo las buenas costumbres familiares y el
deber ser. Sin embargo aunque él está convencido de querer cambiar, pronto se
da cuenta que su situación no es algo que se pueda cambiar con terapia ni mucho
menos.
El desarrollo de
personajes es notable, sobre todo de la madre, Nancy (Nicole Kidman) quien al
someterse a las ideas extremas de su esposo hacia Jared, termina sintiendo una
profunda culpa, al conocer la metodología y la forma de operar de esta supuesta
terapia.
La paleta de colores tiene
tendencia hacia los ocres y la fotografía tiene una calidad de composición
buena, la música no denota mucho, es más bien genérica. La edición es más
interesante pero la manera de contar la historia en flashbacks, de momento puede confundir al espectador.
La película habla de la
presión social que se da desde el seno familiar y cómo repercute en el joven
Jared, sintiéndose atrapado, señalado, juzgado y condenado como si de un
delincuente se tratase. Esa es la premisa de mayor valor del film para hacer consciencia
sobre la identidad de género y las consecuencias de una sociedad
preponderantemente homofóbica.
Trailer
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