Por Elías Michel.
A
sus 26 años, Lukas Dhont logró lo que cualquier cineasta debutante aspiraría a
tener: un estreno en Cannes con una recepción espectacular que se materializó
en cuatro premios, convirtiendo a Girl en la película más laureada del
festival. Los galardones y la recepción que tuvo la cinta belga en el festival
parisino daban razones suficientes para considerar el debut del cineasta como
uno de los más impresionantes dentro del registro histórico cinematográfico,
hasta que inició una controversia que a la fecha ha sido el talón de Aquiles de
la película adquirida por Netflix: la comunidad transgénero inició un boicot a
la película por ser protagonizada por un actor cisgénero en el papel de una
chica trans.
Tras
meses de discreción durante su corrida festivalera, los reclamos de la
comunidad trans se hacían cada vez más grandes al revelarse detalles muy
específicos de la trama y su desenlace en foros de discusión. Las decisiones
creativas de Dhont provocaron el desprecio absoluto de la comunidad a la que
pretendía llegar la película, llegando al punto en el que el cineasta defendió
su derecho de contar la historia. Hecho que nos hace cuestionar ¿hasta dónde
puede llegar un artista para contar una historia que le es ajena?
La
cinta nos relata el proceso de transición de Lara, una bailarina transexual que
anhela el día de la cirugía que finalmente la convertirá por completo en una
mujer. Lara cuenta con el apoyo incondicional de un padre amoroso que solo
quiere la felicidad de su hija. Las demandantes rutinas de su academia y el
hostigamiento de parte de sus compañeras representan un obstáculo en la
estabilidad emocional de Lara, provocando una bomba interna que detonará cuando
menos lo espera.
Girl
es una cinta que no tiene miedo de exponer la autodestrucción de una persona durante
el proceso que lleva un cambio de género, y es precisamente por las libertades
que se toma al contar esos detalles tan íntimos que ha generado mucha
controversia dentro del público más experimentado en el tema. Como pieza
cinematográfica, Girl tiene una manufactura impecable que es poco común en un
debut, ya que nos da la sensación de que Dhont ha estado haciendo cine por
años.
Dejando
a un lado su aptitud para interpretar este personaje, es realmente difícil
imaginar esta película sin la estupenda interpretación de Victor Polster, quien
da todo de sí para entregar una de las interpretaciones más viscerales que se
hayan visto en los últimos años. Un crítico norteamericano mencionaba que el
personaje de Lara era tan doloroso y con un arco dramático tan fuerte que no le
desearía a ninguna persona cargar con todo ese peso por las consecuencias
psicológicas que este demandaba. Polster no solo logró superar ese reto
actoral, sino que a sus 16 años demostró que tiene un talento natural frente a
la cámara.
El
tratamiento que le da el cineasta a su película recuerda a lo que hizo
Aronofsky con su Cisne Negro. El camino de Lara es tan agobiante como el de
Nina, y aunque las aspiraciones de ambas sean diferentes, el proceso que las
lleva a conseguir sus metas es de una semejanza muy particular que finalmente
cierra sus ciclos de maneras impactantes.
Es
de aplaudir el atrevimiento de Netflix al adquirir una película tan ajena a su
catálogo de producciones originales, que no busca la complacencia de un público
que recurre a la plataforma para su entretenimiento, sino que ofrece una mirada
poco vista de una temática que ha estado presente a lo largo de la historia,
pero que ha sido minimizada por los prejuicios de una sociedad que aún no
acepta a la comunidad LGBT.
Trailer
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