Por Indira García.
Las películas donde participa Liam
Neeson han repetido la misma fórmula desde la gran popularidad de Búsqueda
Implacable, volviéndose predecibles y repetitivas. En esta ocasión, Venganza apuesta una vez más por la
historia de secuestro-persecución pero con un enfoque mucho menos serio.
La historia comienza muy rápido,
primera escena y el hijo de Nels Coxman (Liam Neeson) ya está
muerto. Pareciera que escucharon los comentarios de Deadpool cuando reflexionó sobre todas las veces que le quitaron la vida a alguien en una película (...) en algún
momento debes preguntarse si simplemente no era un mal padre. A partir de ahí
la acción no para, pues se embarca en la misión de encontrar al responsable del
homicidio y cada personaje que va muriendo es homenajeado con la pantalla en
negro, su nombre y fecha de nacimiento-muerte acompañado del símbolo de la
religión de su preferencia.
Venganza está basada en una película
noruega titulada en español como Uno
tras otro (In order of disappearance), ambas cintas están hechas por el
mismo director, Hans Petter Moland. En esta versión norteamericana el drama y
la acción predominan, está adaptada con chistes seleccionados especialmente
para el público de este lado del mundo. Su intención de hacerla lo más
políticamente correcta y contemporánea de forma irónica resulta en situaciones
casi caricaturescas como un grupo de
indios nativos amenazando con afectar un hotel por medio de una reseña de Yelp,
un niño vegetariano que prefiere la música clásica y comienza a cuestionarse si
tendrá el síndrome de Estocolmo o a un grupo de sicarios en camino a masacrar y
poner Barbie Girl durante el camino
porque lo que sea menos Kanye.
El drama armado en las subtramas
generadas por las decisiones de Nels están mejor desarrollados que la historia
principal, a pesar de que no vemos a los personajes mucho tiempo logramos
conocer a grandes rasgos sus perfiles lo que le da contexto a las muertes que
siempre son irónicas. Algún personaje habla de sus aspiraciones y al siguiente
segundo es asesinado justamente con algo que involucra sus sueños. Sus
situaciones y las formas en que los matan son ridículas, pero en el buen
sentido.
Toda la carga de la historia recae
sobre el protagonista pero no es como en otras ocasiones donde harta ver
solamente al mismo. Aquí funciona por la razón que no han funcionado tan bien
las anteriores de Liam, el cliché que ha formado de su personaje, cualquier
otro actor que hubiera sido elegido para ese papel simplemente no habría
funcionado.
El punto a favor indiscutible es su
singularidad y que, a pesar del drama, se puede ver la película sin terminar
molesto por tanta tensión. Por instantes se siente como una parodia del género
pero la imposición de seriedad en otros momentos elimina la idea, dejándola en
un intermedio que parece no decidirse si quiere impactar o hacer reír.
Finalmente la parte cómica gana, es muy divertida, aunque sus chistes en exceso
llegan a sentirse algo fuera de lugar y un poco forzados. No es el mejor trabajo
de Liam Neeson, mucho menos de Laura Dern (quien aparece solo un par de escenas
en pantalla) sin embargo, tiene todo lo que una película palomera puede pedir:
rapidez, adrenalina y muchas risas.
Trailer
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