sábado, 22 de junio de 2019

Toy Story 4 | Reseña





Por Carolina García. 

Han sido nueve años desde la última vez que vimos a Buzz (Tim Allen) bailar un tango para conquistar a Jessie (Joan Cusack), luego de que Lotso (Ned Beatty) le cambiara uno de sus tantos ‘modos’ para controlarlo. La nostálgica despedida de Andy (John Morris) quedó para aquellos que crecimos con la cinta del 95 y sentimos en la entraña el paso de la infancia a la adolescencia-juventud, pero el regreso de los juguetes que hablan llegó para alimentar el recuerdo de los espectadores bajo la directiva de John Cooley.

El mundo Toy Story, que ha acompañado a más de una generación durante 21 años, narra una nueva problemática no tan vertiginosa como las tramas anteriores, pero que funge para el entretenimiento y contemplación durante 100 minutos donde ya no hay Andy ni Molly (Bea Miller), pero sí una pequeña Bonnie a punto de enfrentarse al orbe escolar.

El nuevo personaje, además de estelar en la producción de Pixar, crea un anclaje con el espectador para denotar el apego con las creaciones de la infancia, Forky (Tony Hale), un tenedor hecho de basura se pierde en medio de un festival adornado de luces, colores, niños, juegos y un recinto de objetos antaños: “Tienda de antigüedades”, ¿la misión? Rescatar al tenedor de las manos Gaby Gaby (Christina Hendricks), una muñeca fabricada en los 50 con defecto de fábrica. 


La feria que acoge el lance decora la atmósfera infantil posicionándola como un lugar común para el encuentro de los pequeños humanos, así como un medio de entretenimiento donde otros tantos juegos viven de maneras distintas a los que se resguardan bajo techos cálidos. 

El paso por las historias de Disney se ha envuelto en una transformación discursiva desarrollada a partir de los cambios sociales: independencia femenina. Tema que se desdobla en Toy Story 4 a través de Bo Peep (Annie Potts), quizá el personaje más cambiado de toda la saga, en apariencia física, se muestra con mayor fuerza sin dejar de mencionar el arreglo personal fuera del vestido pompón que vimos en la primera entrega.


Pixar Animation Studios hace una labor de producción espléndida vista desde las costuras en Woody hasta el cabello de los humanos, lo que da un acercamiento con la audiencia y una experiencia visual que incluye como para de su intertextualidad la referencia cinematográfica de E.T., el extraterrestre en su animación, reforzando la idea de la amistad entre seres fantásticos y los terrestres. 

El cierre de una era fílmica que marcó el antes y el después del cine animado para Disney se supone desde la publicación del cartel con Woody (Tom Hanks) rodeado de un anaranjado rojizo con el cuerpo como al despido de quienes lo miran. Termina como una historia que ha contado sobre el reemplazo, la pérdida y el abandono, acompañada siempre de la evolución humana, con un argumento sobre el propósito y la culminación de los ciclos donde nunca faltan los ratos divertidos aun en su adaptación al español.

Trailer


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