domingo, 10 de diciembre de 2017

¿QUÉ CONTIENE EL HUEVO FÉNIX?

Daniela Vega, actriz 
Fotografía por Eduardo León 

Por Eduardo León.

La obra fue labrada por el artista plástico brasileño Artur Lescher. Ésta se encuentra elaborada a base de aluminio anodisado y pulido natural color negro, abrazada por un anillo de latón.

El autor de la contemporánea pieza hermética, representó en la figura, el huevo de un ave fénix que en su contexto, simboliza la evocación del vigor y el delirio de inusitadas percepciones inventivas.

En palabras de Lescher: “No se trata propiamente de un trofeo”, significa un precepto atado al poder creativo del artista para suscitar aquel frío agitador en los adentros de los concurrentes, engendrando así la sensibilidad y apreciación común.

El Premio Iberoamericano de Cine Fénix tuvo su primera velada seductora en el año 2014, organizada desde entonces bajo los faros de Cinema 23. Asociación que su seudónimo hace referencia a los 22 países que conforman Iberoamérica y a los talentos fuera de la región pero que se involucran con la cinematografía.

Siendo un motín de lenguas, culturas y diferencias en la mente de cada integrante, Cinema 23 explora, analiza, propone, difunde y exhibe realizaciones de cineastas que anhelan demoler barreras para extender sus raíces artísticas.

El cada vez más notable Premio/Huevo Fénix ha sido puesto en manos de cineastas como: Amat Escalante por Heli (2014); Pablo Larraín por El Club (2015); Kleber Filho por Aquarius (2016) y hace unos días Sebastián Lelio por Una Mujer Fantástica (2017). El laurel anodisado ha conmemorado la trayectoria del mexicano Arturo Ripstein o del psicomágico director Alejandro Jodorowsky.

En la cuarta ceremonia de premiación el pasado 6 de diciembre, los comentarios respecto a ¿qué contiene el Premio Fénix en su interior?, adquirieron resonancia entre los cuchicheos y la súplica de la prensa mexicana hacia los ganadores de la distinción.

Ningún poseedor del carbonizado ovulo se atrevía a desvanecer la curiosidad en los reporteros. La respuesta era evidente… en el interior se acogía sosegada la nada. Fin. Pero unos ni siquiera estábamos seguros de si el premio fuera apto para rotar y otros insistían en que un Xenomorfo podría emerger del artificio. Sí, claro.

Algunos artistas acreedores al Huevo vacilaron con la respuesta y hubo un aventurado (que si mi enmarañada memoria no me hace tropezar patéticamente), el colombiano Andrés Baiz director de Narcos, abrió el premio para acentuar la lógica de varios… No existe algo tangible dentro del premio.

Claro está que todo fue un embarullo surreal que el ocio en la prensa teatralizó, sin embargo la metáfora es clara. Uno puede mirar y sospechar el significado del vacío o dejarse decepcionar por la realidad.

Mi opinión es la siguiente: en la oquedad se revuelca el artista mismo; la nostalgia, el desamor, el desvarío. La lucha. El fin. La alegría. Y lo más importante de todo: la inspiración como arteria a la transgresión del hombre por medio del arte que engulle nuestros sentidos, el cine.

Hasta la quinta edición…


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