Por Mei.
Los setentas vieron nacer series y películas que actualmente son de culto, Mazinger Z es una de ellas. En la celebración de sus casi cincuenta años llega finalmente una continuación del anime que inspiró a todo el género de robots humanoides.
Los personajes que ya conocemos son re-introducidos con sus nuevas vidas, ahora han madurado y son adultos. Koji Kabuto ahora es científico, como su abuelo. Tsuya Tsurugi está por convertirse en papá. Verlos con responsabilidades y familia pega el primer golpe nostálgico que le recuerda a la audiencia (que creció junto a ellos), que ya no soy niños frente al televisor esperando ver pelear a robots.
La trama comienza diez años después de dónde quedó la serie en un mundo de paz donde se usa la energía fotónica y los villanos están presuntamente muertos, pero todo se complica cuando encuentran un Mazinger tan grande que otro Mazinger podría pilotearlo. Junto con el nuevo robot aparece LISA, una interface con forma física humana con gran poder que puede ser usado para una catástrofe.
Poco después nos revelan que el Dr. Hell, el Barón Ashler y el Conde Decapitado sólo estaban escondiéndose y apelan a querer convivir en armonía con los demás, lo que causa conflicto en todos y se desata un caos. Todo como parte de su plan de resurgir y destruir todo a su paso. A través de las visiones de Lisa y los enfrentamientos entre los Mazinger y los Kikaijus, se revela la existencia de mundos alternos y la paradoja que esto provoca.
El hilo del argumento por momentos se pierde, pero no es queja pues la intención de la cinta no va tanto por la narrativa sino por la nostalgia y la acción. La dosis de peleas está bien balanceada (aunque haya fans que esperaban ver más violencia), hay golpes entre robots cada dos escenas y la batalla final es tan grandiosa que nadie en el mundo ficticio de Mazinger Z se la perdió porque fue transmitida en todas las pantallas (¡punto para los millenials!).
La nostalgia está presente en todos los momentos, por poco abusan del uso del recurso. Todos los personajes originales están ahí, con sus características y guiños plasmados a la perfección, pero hay mucha alusión a situaciones pasadas, lo que complica entender la historia para los que son ajenos a los capítulos originales.
Mazinger Z fue pionero de los Mecha (robots con forma humana o tripulados por humanos) y sin él no existiría Neon Genesis Evangelion ni mucho menos Titanes del Pacífico, lo que hace curioso que las escenas de un mundo devastado y la visión de una realidad paralela parezcan tributo a The End of Evangelion. Puede que sea parte del fanservice, como las Mazin-Girls y sus enormes atributos que aligeran el ánimo de los pilotos y además ayudan a combatir al Dr. Hell. Lo único seguro es que el twist que le dan al final sí es parte del fanservice y es el último golpe de nostalgia que convence hasta al más duro de soltar una lagrimita.
Para los fans acérrimos de la serie, Mazinger: Z Infinity es un regalo caído del cielo. Y para aquellos que no están familiarizados, esta entrega es una grata sorpresa que seguramente los llevará a investigar más sobre el padre de todos los robots.
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