martes, 1 de mayo de 2018

Rostros y Lugares (Visages Villages) | Reseña



Por: @DonCinefilo.

A lo largo de su historia, el cine se ha encargado de glorificar a los cineastas masculinos ya sea por abundancia o por puro privilegio de género, provocando que haya menores oportunidades para las mujeres que quieren salir al mundo a contar sus historias, sin importar las aportaciones que ellas le hayan dado a la industria. Hago este comentario con la intención de revalorar el papel de la mujer dentro del cine. Esta postura de preferencia de género ha provocado que miles de cinéfilos ignoren el hecho de que Agnès Varda fue la pionera de la Nueva Ola Francesa con su cinta La Pointe Courte (1954) revolucionando el cine francés como se conocía antes. 

Hoy en día, los únicos sobrevivientes del famoso movimiento cinematográfico son Varda y el inigualable Jean-Luc Godard, dos cineastas que sin importar la edad continúan aportando al cine con su particular mirada. Tras una década de ausencia en el cine, Agnès Varda explora un terreno desconocido dentro de su labor como cineasta, por primera vez en su vida ha tomado la decisión de codirigir una de sus películas. Al conocer al artista urbano JR, fue una decisión mutua trabajar juntos en un nuevo experimento artístico.


Rostros y Lugares (Visages Villages) es la fusión generacional de dos artistas que cambiaron la manera de ver el arte para sus tiempos. Agnès Varda demostró que el género no era un impedimento para revolucionar al cine. JR tapizó al mundo, dándole una personalidad a lugares que comúnmente pasarían desapercibidos. Este documental explora la amistad y la importancia de preservar el legado humano a través del arte. Varda y JR hacen un recorrido hacia las comunidades francesas en una camioneta que emula una cámara fotográfica gigantesca, misma que es utilizada como cabina fotográfica y que hace enormes impresiones de las fotografías que se toman al instante. 

Varda tiene claro su objetivo al momento de realizar este documental: homenajear a la clase obrera de Francia. JR saca provecho de sus recursos artísticos para cumplir el sueño de Agnès. En su trayecto capturarán los rostros de las personas responsables de dar vida a pueblos olvidados, desde los mineros fundadores de un pueblo hasta la empleada de un café parisino que gracias a Varda y JR se convertirá en la mujer más famosa de la región. La nostalgia juega un papel importante en este documental gracias a los lugares que enriquecen los recuerdos de juventud de Agnès, quien no pierde la oportunidad de revisitar su pasado y plasmar viejas fotografías en donde ocurrió toda la magia.


Rara vez nos topamos con un documental que desprenda tanta pasión y carisma, y es gracias a la encantadora amistad de Agnès Varda y JR que nunca quitamos los ojos de la pantalla porque estamos ante la más sincera declaración de amor a la gente a través del cine. A pesar de que Agnès Varda ganó un Oscar honorifico (o como ella se referiría cuando la entrevistaron al respecto: el Óscar para los pobres), cuesta trabajo comprender cuáles fueron las razones por las que Rostros y Lugares no se llevó a casa el prestigioso Óscar de Mejor Documental a pesar de haber sido la favorita para llevarse el galardón.

Somos privilegiados de vivir en un mundo donde una de las pioneras del cine francés y feminista continúa inspirando a millones de personas con sus retratos de la realidad, demostrándonos que a pesar de todo el mal del mundo aún existe un rayo de esperanza en la humanidad.



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