miércoles, 10 de abril de 2019

Carnívoras: La víctima perversa | Reseña



Por Carolina García.

Atestada de un azul grisáceo que alucina entre las actuaciones de Leïla Bekhti y Zita Hanrot, Carnívoras, en la dirección de Jérémie Renier y Yannik Renier, recorre el desmembramiento metafórico de un par de hermanas actrices.

Luego de intensas jornadas académicas sin experiencia en el crudo mundo laboral, Mona (Bekhti) representa a una actriz de alrededor de unos treinta años, en contraparte con la personalidad de su hermana menor, Samia (Hanrot), de inestable mente mostrada desde los primeros minutos con actos desesperados por el escape de sí misma, quien sí ha laborado en el orbe actoral.

Configurar los roles familiares con la vocación es un experimento de aquellos que lo han probado y que lo han sabido controlar… Una vez terminado todo aquello relacionado con lo académico, montones de estudios de actuación, Mona se instala en la casa de su hermana para inundar con una falsa felicidad las paredes de la construida por Sam, donde la tensión, la envidia y egoísmo tiñen la acogida de la primogénita.


Una vez que Sam termina de rodar el film de un director pedante titulado Justice, se pierde entre sombras y desaparece de las vidas de los que aparecen en pantalla, donde su hermana aprovecha el albor de su partida.

¿De qué se satisface la sustancia humana? Pasiones, pero sobre todo, el objeto del deseo poseído por otro, antoja más, en mayor medida se vuelve más atractivo pues de alguna forma se torna prohibido… El mismo factor incitante en el personaje de Mona, quien termina con el característico tímido, sumiso, de victimario frente a su hermana menor.

La evolución del personaje de Mona, un ente único o solitario pues la connotación en su nombre Mona -  mono lo demuestra, se representa a través de sus cabellos sostenidos por una clase de arreglo que cambia por dejarlos sueltos, quien devora, sustituye a Samia en la actuación, en la madre y en la esposa, carcome los espacios antes ocupados por la hermana menor y los reemplaza con una imagen vista hipócritamente desde las butacas.


Los planos cerrados dirigidos por Georges Lechaptois, te conducen por la realidad como una clase de ensueño, donde la misma narrativa te obliga a no creer lo que sucede a cuadro.

Acreedora al premio artístico sobresaliente en el Festival Internacional de Shanghai 2018, Carnívoras envuelve al espectador como una construcción onírica compuesta por el juego musical y los fotogramas plasmados.

Con una banda sonora compuesta por Avia, la cinta francesa estrenada el pasado 5 de abril continuará en recintos culturales y comerciales, consulta la cartelera de tu preferencia… Un título que, per se, se piensa sangriento en una alegoría.

Trailer





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