Por Oswaldo Magaña.
Habría
que preguntarse para que hacer un reboot, siempre lo he dicho, igual que en los
remakes y al parecer en Hollywood nadie se hace esa pregunta. Nunca. Esta nueva entrega de Hellboy que parte desde
cero y comienza nuevamente para mostrar la historia del anti héroe, un demonio mitad
humano que fue criado por un policía, ahora debe de salvar al mundo de los
mortales.
Seguro
que Neil Marshall quiso hacer una
versión más oscura de la película y mucho más gore y también dirigida a un
público mayormente adulto, por la cantidad de groserías que dice el anti héroe
y las escenas en donde abundan los desmembramientos pero no, no basta con
escupir malas palabras y cortar en pedazos a los malos para que una película
sea considerada como oscura.
De
hecho la historia se siente floja, tiene demasiados diálogos explicativos que
son innecesarios. No se establece una
atmosfera, no hay una progresión dramática en toda la película, luce como un
rompecabezas mal armado. Aunque fantástica, es inverosímil. La relación entre Hellboy y su
padre, se nota irreal. Los efectos especiales son muy pobres, salvo los
monstruos de la parte final.
Las
actuaciones no son lo mejor, David
Harbour lo intenta, pero con ese traje tan pesado y desproporcionado no
puede hacer nada. Es toda una botarga, y eso le impide actuar. El caso de Milla Jovovich es similar, aunque es
una actriz con presencia, no tiene elementos con que actuar. Parte del problema
está en el guion, pero también en la dirección.
El
tono de la película es igual que en las dirigidas por Del Toro, en realidad, nunca
logra desmarcarse de ellas. Parece que vemos una mala secuela. Sin
embargo, Del Toro sí creo atmosferas, creó
todo un mundo verosímil dentro del universo de HellBoy. Detalló y representó a
los personajes de una mejor forma, les dio carácter y sus películas llevan una
mejor narrativa visual.
Tal
vez la mejor parte de esta película, sea aquella en donde salen unos monstruos
del averno. En verdad ese trabajo de diseño de personajes y el CGI lucen
realmente bien. Pero todo se acaba muy rápido y el trabajo que se esperaba de Marshall
nunca se vio. Y hablamos del director de El
descenso (2005), en donde logra integrar una buena historia, actuaciones y
una buena cinematografía creando la atmosfera adecuada para una cinta entre el
suspenso y el terror.
Seguramente
la asignación de un presupuesto bajo y problemas dentro de la producción
pudieron contribuir al resultado, pero la falta de un montaje adecuado y de una
propuesta real de estos personajes icónicos del cómic, sin duda es un
desacierto completo para la carrera de Marshall.
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