Por Indira García.
Ari Aster nos sorprendió de sobremanera con su ópera prima en Hereditary, además de ser aclamada por la crítica, había quienes incluso hablaban de un impacto en la audiencia similar a cuando salió El exorcista en el cine. Amado u odiado, revolucionó el género.
La cinta se desarrolla bajo la premisa de “el terror no espera la noche” y en, casi las tres horas que dura, todas las escenas son a la luz del día y con una paleta de colores alegre y resplandeciente. Desde los primeros momentos los personajes tienen una introducción rápida a la parte psicológica que después es lo que les va guiando el viaje en hongos (eso o la droga que sea que hayan elegido) en el que se embarcan durante casi toda la peli.
Violencia gráfica, cabezas y mucha sangre es lo que resalta de las muertes. Al ser a plena luz del día todos los detalles son mostrados, cruzando un poco la delgada línea que existe entre el terror y el gore. Siendo algo debatible pues al no dejar nada a la imaginación el elemento sorpresa que generamos al no ver concretamente qué pasó pasa totalmente desapercibido.
Para los fans del género sea que tal vez estamos demasiado sensibilizados a ver en pantalla muertes violentas y sin sentido, pero para todos los demás que esperan terror clásico hollywoodense tomen sus precauciones, les va a impactar.
El cast, que por momentos parece que no actúan y se encuentran en su hábito natural, es increíble. Protagonistas como extras que solo salen en pantalla un par de segundos tienen participación por igual como personajes clave logrando una química que hace épica las escenas donde interactúan y tienen que ser uno mismo por el bien de la comunidad. En cuanto a fotografía, incluso al ser una cinta de horror, es merecedora de recordarse y apreciarse. Los paisajes de ensueño y los pasajes de pesadillas se ven hermosos por igual y complementan perfecto el proyecto final del equinoccio de verano.
Se necesita un análisis más profundo, una introspección de uno del y el contexto; nuestro clasismo y prejuicios ante cosas desconocidas y llegar a comprender que para lo que unos es costumbre, para otros va a ser una barbariedad. Es indispensable darse un tiempo para procesar el impacto cultural y la forma de vida de la comunidad que nos presentan, tan alejada de todo y tan cerca de si mismos, dejan un antes y un después en la cinematográfica del horror, algo que tanto urgía para modernizar el género.
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