miércoles, 11 de diciembre de 2019

Thunder road | Comentario sobre la dicotomía del absurdo




Por Carolina García. ¿Cómo se desborda la vida después de la pérdida física de una madre? A pesar del colorido cartel de la cinta dirigida por Jim Cummings, que combina el carmín con el rosa pastel, este mimo anuncia la incómoda trama con una desmesurada tragedia: un féretro detrás del personaje protagonista (Jim Cummings) con una postura de baile y no precisamente triste.

¿Muerte materna o pérdida de relaciones humanas? Más lo segundo que lo primero… A ratos, con un toque fotográfico natural y otros tantos retratos perfectamente encuadrados, Thunder road recrea una historia de pérdidas como en la tragedia griega donde la desgracia no cesa. La película inicia con el funeral de la primera muerte (física) de la madre de Jim. Cummings hace un monólogo en agradecimiento a los asistentes del funeral “como le hubiera gustado a su madre” y durante el “ritual” baila, llora, ríe y, por motivos posmodernos, todo queda capturado en un celular que luego de un tiempo le traerá aún más esperpentos.

Inevitablemente, ésa primera secuencia me recuerda a El extranjero de Camus, porque precisamente, con Meursault, sucede todo lo contrario a lo que pasa con Jim: “Pensé que, después de todo, era un domingo de menos, que mamá estaba ahora enterrada, que iba a reanudar el trabajo y que, en resumen, nada había cambiado”, el absurdo se vive en la dicotomía del ser humano en Meursault de El extranjero y en Jim de Thunder road: la indiferencia y su opuesto, el interés estratosférico a las pérdidas.

Pero, en realidad, el caos que envuelve los 92 minutos de rodaje comienza con la separación matrimonial de Jim un año antes, porque no es culpa de nadie, un día despiertas y te has dado cuenta que ya no amas al otro y así pasa, Ros (Jocelyn DeBoer), al cabo de unos días del funeral, pide el divorcio y custodia exclusiva de su hija.


Un tumulto de males se acumula en la vida de Jim, su madre, su matrimonio, una extensión de su vida (su hija), además de su empleo como oficial —condecorado—. La apariencia perfecta, jamás vista visualmente, pero expresada a través del guion, se derrama a chorros en la vida de un sujeto que, a diferencia de Meursault, quien no viste de aquella falsa moral —social—, sufre una a una las pérdidas de su vida. Arnaud se desarrolla como un hombre que se mantuvo en la búsqueda de un empleo ejemplar y una familia feliz… Pero, ¿no es eso lo que busca el ser humano? ¿Felicidad plena? ¡¿En esta vorágine llamada vida?! Considerando que el placer es efímero y sólo viene después del dolor, sería imposible cumplir esa premisa…

¿Qué nos quiere decir Thunder road? ¿La persecución de un American dream? Donde el matrimonio perfecto, con la familia perfecta es el ideal de la vida (?) O tan sólo la incómoda desesperación de un humano que ha perdido todas sus relaciones humanas, porque ¿quién somos si no es a partir del otro? La otredad nos da existencia y al apartarnos del otro, dejamos de existir.

La película se desarrolla en rápidas escenas y en complicados cuadros actorales que se construyen en monólogos. Cummings hace una propuesta fílmica que nos hace preguntarnos si lo que vemos a cuadro es una exagerada situación de la vida o realmente la sustancia de algunos se irrumpe a partir de un hecho azaroso, como las muertes físicas, pero aún más, las muertes en vida de otros más.

Trailer


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