Por Diego Rodmor.
¡Woody Allen está imparable! Sin importar que cuente con más de ochenta años o que se haya visto involucrado en la polémica del movimiento #MeToo o que tenga ya una infinidad de largometrajes que aborden sus temas alrededor de la majestuosa ciudad de Nueva York, el cineasta estadounidense es capaz de llegar con otro relato melancólico titulado Un Día Lluvioso en Nueva York que de nueva cuenta vuelve a desarrollarse en esta urbe sin perder ese encantador estilo que lo caracteriza y eso resulta admirable.
La historia nos presenta a Gatsby Welles y a su novia Ashleigh preparándose para visitar Nueva York, un viaje que han programado desde hace tiempo y que ahora podrán realizar gracias a que ella debe hacerle una entrevista a Roland Pollard, un cineasta que está pasando por un bloqueo creativo. Sin embargo, durante ese fin de semana ocurrirán varios encuentros y situaciones que complicarán la estancia de la pareja obligándolos a ordenar sus prioridades y sus sentimientos.
Más de cuarenta películas conforman la obra de este autor, contando la que se aborda en esta reseña. Muchas de ellas con una atmósfera neoyorquina que casi puede palparse y que en esta ocasión no es la excepción. Woody Allen es capaz de conservar esa mirada amorosa hacia la ciudad que ya ha presentado en otros filmes como Manhattan, Annie Hall o Hannah y sus Hermanas y aunque su más reciente trabajo no está al nivel de las películas anteriormente mencionadas, es un relato que logra destacar dentro de la docena de proyectos recientes que ha presentado el cineasta en lo que va de este siglo.
La historia nos presenta a Gatsby Welles y a su novia Ashleigh preparándose para visitar Nueva York, un viaje que han programado desde hace tiempo y que ahora podrán realizar gracias a que ella debe hacerle una entrevista a Roland Pollard, un cineasta que está pasando por un bloqueo creativo. Sin embargo, durante ese fin de semana ocurrirán varios encuentros y situaciones que complicarán la estancia de la pareja obligándolos a ordenar sus prioridades y sus sentimientos.
Más de cuarenta películas conforman la obra de este autor, contando la que se aborda en esta reseña. Muchas de ellas con una atmósfera neoyorquina que casi puede palparse y que en esta ocasión no es la excepción. Woody Allen es capaz de conservar esa mirada amorosa hacia la ciudad que ya ha presentado en otros filmes como Manhattan, Annie Hall o Hannah y sus Hermanas y aunque su más reciente trabajo no está al nivel de las películas anteriormente mencionadas, es un relato que logra destacar dentro de la docena de proyectos recientes que ha presentado el cineasta en lo que va de este siglo.
Todas sus obsesiones se reiteran en este nuevo largometraje y aunque pareciera que se está repitiendo en su argumento, cuestión que muchos han señalado negativamente, considero que es uno de esos autores que a pesar de su longevidad no tienen fecha de caducidad. El vivo ejemplo es esta cinta que, a pesar de tratar temas tan comunes dentro de su filmografía, denotan un estilo ya reconocible por parte del cineasta quien al mismo tiempo logra entregar un trabajo que aborda ciertos temas escabrosos de esta época contemporánea.
Durante el metraje seremos testigos de la típica crisis existencial que vive el protagonista, eterno alter ego del director, quien a través de encuentros inesperados y diálogos ingeniosos se embarcará en una compleja pero divertida búsqueda interna. La interpretación de Timothée Chalamet es poderosa y se muestra convincente como el adolescente reflexivo, que camina por las lluviosas calles de Nueva York como si estuviera fuera de su tiempo. Elle Fanning también hace lo suyo y siempre es un gusto verla en pantalla, ahora como la adolescente de clase media que repentinamente se adentra en el mundo del cine, dándole mayor prioridad a su curiosidad que a los planes ya programados con su novio para visitar varios lugares de la ciudad.
Ambos personajes se verán envueltos en una serie de situaciones que involucrarán a cineastas complicados, chicas espontaneas, parejas con problemas maritales y famosas estrellas de cine. Todos interpretados de forma estupenda por actores de la talla de Liev Schreiver, Selena Gómez, Jude Law, Rebecca Hall y Diego Luna. Cada uno habitando secuencias llenas de deliciosas conversaciones ácidas y divertidos e hilarantes enredos que logran hacer de esta comedia romántica una excelente opción para disfrutar en pantalla grande.
Durante el metraje seremos testigos de la típica crisis existencial que vive el protagonista, eterno alter ego del director, quien a través de encuentros inesperados y diálogos ingeniosos se embarcará en una compleja pero divertida búsqueda interna. La interpretación de Timothée Chalamet es poderosa y se muestra convincente como el adolescente reflexivo, que camina por las lluviosas calles de Nueva York como si estuviera fuera de su tiempo. Elle Fanning también hace lo suyo y siempre es un gusto verla en pantalla, ahora como la adolescente de clase media que repentinamente se adentra en el mundo del cine, dándole mayor prioridad a su curiosidad que a los planes ya programados con su novio para visitar varios lugares de la ciudad.
Ambos personajes se verán envueltos en una serie de situaciones que involucrarán a cineastas complicados, chicas espontaneas, parejas con problemas maritales y famosas estrellas de cine. Todos interpretados de forma estupenda por actores de la talla de Liev Schreiver, Selena Gómez, Jude Law, Rebecca Hall y Diego Luna. Cada uno habitando secuencias llenas de deliciosas conversaciones ácidas y divertidos e hilarantes enredos que logran hacer de esta comedia romántica una excelente opción para disfrutar en pantalla grande.
Una de las cuestiones más interesantes de esta película es la calidad anacrónica de su relato, el cual de una forma inteligente explora un tema tan polémico hoy en día como el acoso sexual en Hollywood. Misma cuestión que involucró al propio Woody Allen y de la cual se burla y al mismo tiempo critica con este trabajo.
La libertad con la que cineastas o estrellas de cine utilizan su poder mediático para satisfacer sus intereses carnales o personales son representados en varias de las secuencias que muestra este filme. Sin embargo, no es una de las pretensiones del largometraje ya que esto es algo que Woody Allen ha explorado desde hace mucho en sus cintas. Simplemente hoy este relato se siente más actual que nunca por los movimientos que han estallado dentro de una industria llena de acosadores.
Un Día Lluvioso en Nueva York es una película que se disfruta, que tiene todos los elementos del cine de este autor mítico y que a pesar de que no supera a otras obras celebres del cineasta, termina siendo mejor que muchas de las propuestas que Woody Allen nos ha presentado últimamente. Quizá desde Medianoche en Paris o Jazmín Azul no se veía un trabajo tan bueno como el que aquí se describe. Un encantador espectáculo cinematográfico lleno de sencillez que agradará tanto a seguidores de este cineasta como al público en general.
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