Por Diego Rodmor.
Más de diez años han pasado desde que Stephen Sommers, cotizado director de blockbusters como La Momia, La Momia Regresa y Van Helsing, estrenó G. I. Joe: El Origen de Cobra. Las pretensiones de este largometraje eran evidentes: generar una franquicia que pudiera darle una nueva oportunidad a las populares figuras de acción de Hasbro que tanto éxito tuvieron durante la década de los ochenta.
Después de no obtener los resultados esperados, los productores decidieron darle un giro a la trama, cambiando por completo al grupo protagónico y dejando únicamente a uno de los personajes más interesantes de la primera entrega: Snake Eyes. Sin embargo, G. I. Joe: El Contraataque tampoco tuvo los resultados esperados.
Ahora, después de ocho años de la última entrega, la franquicia regresa con un tercer intento para resucitar este universo a través del personaje que mayor interés generó a lo largo de las diferentes películas, con un proyecto spin off que presenta los inicios del mencionado guerrero.
G. I. Joe: Snake Eyes nos muestra una historia que para sorpresa de todos –o al menos de aquellos pocos que aún recuerdan los largometrajes anteriores– plantea un origen muy diferente al que se presenta en la primera entrega mediante flashbacks, lo cual rompe con la estructura lógica que se intentó establecer desde un principio y que nos presentaba a Snake Eyes tomando un voto de silencio desde que era un niño y ante la muerte de su maestro.
Además de este pequeño detalle, el director Robert Schwentke le da el rol protagónico a Henry Golding, quien hace un gran trabajo como héroe de acción. Sin embargo, hubiera sido interesante ver a Ray Park encarnando por tercera ocasión al personaje que le da título al filme. Recordemos que Ray Park, además de interpretar a Snake Eyes en los trabajos anteriores y a personajes icónicos como Darth Maul en Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma o a Sapo en X-Men, se ha desempeñado como doble de acción en varias proyectos cinematográficos.
Aunque este trabajo recupera mucho de aquellas viejas cintas de acción de ninjas y tiene varias secuencias de peleas cuerpo a cuerpo que resultan entretenidas, la infinidad de clichés que desfilan durante cada una de las escenas terminan por exterminar cualquier giro de tuerca planeado. También, los movimientos de cámara no ayudan durante las diferentes batallas y visualmente es un terrible error que vuelve un poco tortuosa la experiencia de un proyecto hecho para disfrutar esos momentos específicos.
Al final, este nuevo intento parece sepultar por completo a la franquicia, demostrando únicamente que cada nueva entrega ha sido inferior al trabajo previo. En ese sentido, G. I. Joe: Snake Eyes es uno de esos filmes que seguro te harán pasar un buen rato, pero que definitivamente olvidarás a los cinco minutos de haber finalizado.
Trailer
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