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Por Diego Rodmor.
El
Tour de Cine Francés está por llegar a su fin estimados cinéfilos (aún puedes verlo en la Alianza Francesa Puebla), y dentro de
esta vigésima primera edición una de las películas que podrán disfrutar es Ce
Qui Nous Lie, filme que fue titulado por estos lares El Viñedo Que Nos Une y
que es dirigido por Cédric Klapisch, cineasta francés que a lo largo de su
filmografía nos ha presentado proyectos bastante amenos como El Albergue Español, Las Muñecas Rusas y Mi Vida es Un Rompecabezas.
La historia inicia con Jean, quien
regresa a su Borgoña natal después de varios años de ausencia para
reencontrarse con su moribundo padre y con sus hermanos, Juliette y Jérémie, justo
cuando la cosecha en el viñedo familiar va a iniciar. Debido a los
acontecimientos ocurridos, los tres tendrán que arreglar sus diferencias para
sacar adelante el negocio que heredaron mientras deciden qué hacer con él.
El relato que Klapisch nos presenta es
simple y entretenido. Sin recurrir a escenas lacrimógenas o exageradas logra
ser enternecedor. Intenta hacer una reflexión sobre los lazos familiares y
habla acerca de aquella sensación de pertenencia, la cual acompaña a Jean
durante su regreso al lugar que lo vio crecer.
La actuación de Pio Marmaï, Ana Girardot
y François Civil, quienes encarnan a los hermanos que se vuelven a encontrar,
es bastante rescatable. Durante todo el largometraje logran generar empatía con
el espectador. Cada uno carga con sus problemas personales. Al mismo tiempo
salen los reproches del pasado. Sin embargo, el lazo fraternal es el que los
ayudará a trabajar juntos arreglando poco a poco las fracturas que hay entre
ellos. Es así como el cineasta francés va explorando la complejidad de las
relaciones humanas apoyándose en un buen guión con varios y acertados toques
cómicos.
Al mismo tiempo, el director explora los
diversos procesos de la producción de un vino a través de las diferentes estaciones,
por lo que la película se filmó durante todo un año. La comparación del tiempo
de fermentación con los lazos que van recuperando los tres hermanos es bastante
efectiva. Por otro lado, la historia se acompaña
de imágenes naturales de la bella campiña francesa, detalle técnico que hace mucho
más disfrutable el filme sirviendo como telón de fondo para esta entretenida
tragicomedia.
Cédric Klapisch termina entregándonos
una cinta lineal, divertida y emotiva en la que logra mostrarnos a detalle las
sensaciones de estos tres personajes en su intento por encontrar de nueva
cuenta su unión. El balance que logra con todo ese ritual de la producción
vinícola resulta interesante. Uno de los largometrajes más disfrutables de esta
edición de Cine Francés que seguro logrará conectar con todo tipo de público.
Trailer
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