miércoles, 14 de febrero de 2018

El Sacrificio del Ciervo Sagrado | Reseña


Por Diego Rodmor.

Yorgos Lanthimos es, sin duda alguna, uno de los autores más interesantes de nuestro tiempo. La peculiar obra de este cineasta griego ha dado mucho de qué hablar a través de diversos festivales de cine. Ha ganado ya varios admiradores que siguen de cerca sus rarezas fílmicas. Trabajos tan bizarros como Dogtooth, Alps y The Lobster lo han colocado como uno de los directores contemporáneos más extravagantes de la industria. El Sacrificio del Ciervo Sagrado, su más reciente largometraje, está ahora en carteleras y promete ser igual de brutal y desconcertante que sus películas anteriores. 

La historia nos presenta a Steven y Anna, quienes están casados. Él es un reconocido cirujano y ella una respetada oftalmóloga. Tienen una familia y una vida tranquila. Hasta que llega Martin, un adolescente sin padre que lleva una extraña amistad con Steven y que poco a poco empieza a amenazar la tranquilidad de la familia. Steven tendrá que realizar un sacrificio al empezar a sentir que está a punto de perderlo todo. 


Lanthimos nos presenta un trabajo que desde su primera escena resulta crudo y capaz de hacernos sentir cierto desagrado. Conforme avanza el metraje, lentamente lo que se muestra empieza a atrapar al espectador, quien es imposible que sienta indiferencia ante lo que está viendo. El perverso relato finaliza y nos deja una sensación de incomodidad, muchas preguntas y tan sólo un puñado de respuestas, nos hace sentir extrañamente satisfechos ante la historia que nos acaban de contar pero alterados después de esas emociones experimentadas. Así es el cine de este creador griego y buscar esas sensaciones dentro del espectador es su propósito. 

Apoyándose por segunda ocasión en actores de Hollywood como los fenomenales Colin Farrell y Nicole Kidman, no es sino el joven actor Barry Keoghan quien sorprende al interpretar a un personaje que resulta misterioso y perturbador. 


Mucho se hablaba de la pérdida de la autoría del cineasta ante la influencia del monstruo hollywoodense. Sin embargo el filme es cine independiente con todo el sello de su director quien en esta ocasión retoma la mitología griega para relatar esta historia de venganza. Y aunque quizá no esté al nivel de sus filmes anteriores, sigue siendo cine que se agradece por incomodar y volarnos la cabeza. 

Las escenas son crueles y están cargadas de una belleza hipnótica en la que destaca como siempre la frialdad en los entornos y en las actitudes de los personajes de Yorgos Lanthimos, quienes tienden a expresarse siempre de un modo seco. Aunado a eso, la desesperante música cumple también un papel fundamental durante cada una de sus asfixiantes secuencias. 


Resulta admirable que por momentos, en ciertas técnicas del filme, puedan saborearse influencias de autores como Michael Haneke o Stanley Kubrick. Acierto que se aprecia indudablemente. 

Explorar a Yorgos Lanthimos es adentrarse en un trabajo en el que abunda la violencia no sólo visual sino también simbólica y que por lo tanto impacta por la sorpresa de su golpe. Sin embargo resulta satisfactorio transitar por esos caminos ilógicos que nadie hace tan creíbles como este autor griego. 


El Sacrificio del Ciervo Sagrado es un trabajo aterrador de una enorme calidad cinematográfica que pretende incomodar al espectador y del cual resulta inevitable no impactarse. Es cine que te lleva por caminos inesperados, que te golpea de forma visual, auditiva y que se queda rondando por tu mente durante un buen rato. Si una obra fílmica es capaz de hacer eso, el cine entonces se habrá convertido en arte.

Trailer


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