jueves, 10 de mayo de 2018

El Ritual (The Ritual) | Reseña




Por Diego Rodmor.

Después de participar en películas como La Transmisión o VHS, el director estadounidense David Bruckner dirige su primer filme en solitario apoyado por Andy Serkis en la producción y adaptando una novela del escritor ingles Adam Nevill. Me refiero a la película El Ritual, una de las fuertes apuestas de este mes dentro del género de terror que se ha mostrado interesante luego de presentar sus primeras e inquietantes escenas en sus diversos avances.

La historia sigue a un grupo de viejos amigos de la universidad quienes deciden ir de campamento para cambiar sus rutinarias reuniones que involucran el consumo de alcohol dentro de algún pub. Antes del viaje uno de ellos muere de forma violenta, por lo que se adentrarán al interior de un bosque sueco para también cumplir el último deseo de su fallecido amigo. Durante el viaje, las mentes de este grupo de amigos serán torturadas por la impotencia y la culpa. Luke, quien presenció el asesinato de su amigo sin poder hacer nada para ayudarlo, es quien tiene un mayor conflicto interno. Sin embargo esa tortura no se comparará con el ancestral horror que encontraran dentro del bosque.


David Bruckner nos entrega con este primer trabajo en solitario un proyecto bastante atractivo. La película transita por caminos y escenarios poco comunes en el cine de terror de los últimos años. Sin embargo lo que vemos no es algo nuevo pero si un producto que aprovecha los elementos que intenta reciclar.

Explorando el subgénero de los cultos, este trabajo logra desarrollar un suspenso que mantiene al cinéfilo ante la expectativa de lo que sucederá durante el metraje. Existe una interesante mezcla del mundo onírico dentro de esta boscosa historia de horror. La tortura del conflicto interno que arrastra el protagonista se ve reflejada en los peculiares sueños que le recalcan su cobardía. La química entre los cuatro amigos que viajan al bosque para seguir un ritual de despedida hacia su fallecido amigo es muy buena. A la par de su caminata para adentrarse en el bosque, ellos van al mismo tiempo luchando con aquellos demonios internos que no los dejan tranquilos, con esa culpa que empieza a provocar barreras entre su amistad.

Uno de los protagonistas de la cinta es el espeso bosque, escenario que se muestra verdaderamente imponente e inquietante. La belleza de su naturaleza va de la mano con el escalofriante misterio de su inmensidad. Como si de un océano se tratara, el escenario que David Bruckner presenta es una pieza fundamental para crear el terror de su relato. Mediante una fotografía excepcional, la película logra ofrecernos una belleza visual que completa la deliciosa experiencia poniendo ante nuestros ojos impactantes escenas de aquel precioso y laberíntico bosque sueco.


Siguiendo la fórmula de películas como El Bosque Siniestro o El Proyecto de la Bruja de Blair, la cinta logra ser interesante ante cada macabro hallazgo de los cuatro personajes a lo largo de su asfixiante viaje. Sin embargo es en el tercer acto en donde el buen ritmo que había generado se cae. Quizá menos explicaciones y más misterio para que cada quien fuera haciendo sus conclusiones hubiera sido lo mejor. A pesar de todo, la película aprovecha de forma adecuada los clichés en los que se apoya.

David Bruckner logra armar un espectáculo escabroso capaz de despertar el interés del espectador aprovechando de un modo inteligente los aspectos más comunes de este subgénero del terror. El resultado es un filme atractivo y diferente a las propuestas comunes que de tanto explotarse se terminan agotando. Quizá tiene sus fallas, pero al final es un largometraje que resalta sobre otros proyectos.

Trailer



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