Por Diego Rodmor.
Después de participar en películas como La Transmisión o VHS, el director estadounidense David Bruckner dirige su primer
filme en solitario apoyado por Andy Serkis en la producción y adaptando una
novela del escritor ingles Adam Nevill. Me refiero a la película El Ritual, una de las fuertes apuestas
de este mes dentro del género de terror que se ha mostrado interesante luego de
presentar sus primeras e inquietantes escenas en sus diversos avances.
La historia sigue a
un grupo de viejos amigos de la universidad quienes deciden ir de campamento
para cambiar sus rutinarias reuniones que involucran el consumo de alcohol
dentro de algún pub. Antes del viaje uno de ellos muere de forma violenta, por
lo que se adentrarán al interior de un bosque sueco para también cumplir el
último deseo de su fallecido amigo. Durante el viaje, las mentes de este grupo
de amigos serán torturadas por la impotencia y la culpa. Luke, quien presenció
el asesinato de su amigo sin poder hacer nada para ayudarlo, es quien tiene un
mayor conflicto interno. Sin embargo esa tortura no se comparará con el
ancestral horror que encontraran dentro del bosque.
David Bruckner nos
entrega con este primer trabajo en solitario un proyecto bastante atractivo. La
película transita por caminos y escenarios poco comunes en el cine de terror de
los últimos años. Sin embargo lo que vemos no es algo nuevo pero si un producto
que aprovecha los elementos que intenta reciclar.
Explorando el
subgénero de los cultos, este trabajo logra desarrollar un suspenso que
mantiene al cinéfilo ante la expectativa de lo que sucederá durante el metraje.
Existe una interesante mezcla del mundo onírico dentro de esta boscosa historia
de horror. La tortura del conflicto interno que arrastra el protagonista se ve
reflejada en los peculiares sueños que le recalcan su cobardía. La química
entre los cuatro amigos que viajan al bosque para seguir un ritual de despedida
hacia su fallecido amigo es muy buena. A la par de su caminata para adentrarse
en el bosque, ellos van al mismo tiempo luchando con aquellos demonios internos
que no los dejan tranquilos, con esa culpa que empieza a provocar barreras
entre su amistad.
Uno de los
protagonistas de la cinta es el espeso bosque, escenario que se muestra
verdaderamente imponente e inquietante. La belleza de su naturaleza va de la
mano con el escalofriante misterio de su inmensidad. Como si de un océano se
tratara, el escenario que David Bruckner presenta es una pieza fundamental para
crear el terror de su relato. Mediante una fotografía excepcional, la película
logra ofrecernos una belleza visual que completa la deliciosa experiencia
poniendo ante nuestros ojos impactantes escenas de aquel precioso y laberíntico
bosque sueco.
Siguiendo la fórmula
de películas como El Bosque Siniestro
o El Proyecto de la Bruja de Blair,
la cinta logra ser interesante ante cada macabro hallazgo de los cuatro
personajes a lo largo de su asfixiante viaje. Sin embargo es en el tercer acto
en donde el buen ritmo que había generado se cae. Quizá menos explicaciones y
más misterio para que cada quien fuera haciendo sus conclusiones hubiera sido
lo mejor. A pesar de todo, la película aprovecha de forma adecuada los clichés
en los que se apoya.
David Bruckner logra
armar un espectáculo escabroso capaz de despertar el interés del espectador
aprovechando de un modo inteligente los aspectos más comunes de este subgénero
del terror. El resultado es un filme atractivo y diferente a las propuestas
comunes que de tanto explotarse se terminan agotando. Quizá tiene sus fallas,
pero al final es un largometraje que resalta sobre otros proyectos.
Trailer
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