lunes, 6 de agosto de 2018

Christopher Robin: Un reencuentro inolvidable | Reseña





Por Mei.

La nostalgia nunca pasa de moda porque aquello que nos hizo feliz en algún momento siempre lo mantenemos presente. Ese es el caso de Winnie the Pooh, el osito que ha acompañado un gran número de infancias por casi cien años y que vemos ahora en esta libre adaptación cinematográfica.

Desde que comenzaron a aparecer los promocionales de la película se leían muchos comentarios en redes sociales sobre el sombrío diseño de los personajes pues estábamos acostumbrados al toque Disney y los colores fuertes en los peluches, cosa que hace falta en Christopher Robin. En una breve introducción podemos ver a Christopher de niño jugando con todos en el Bosque de los Cien Acres, pero incluso en su niñez todo se ve muy opaco. Conforme él va creciendo y las cosas se van dificultando la historia nos posiciona en una situación triste sobre la vida real.

Christopher Robin, el niño que siempre fue alegre, positivo y soñador, pasa a ser un oficinista más que está absorto totalmente en su trabajo y que, a pesar de tener una esposa e hija, no se le ha visto sonreír en años. Su matrimonio está a punto de colapsar, al igual que su trabajo, y en un afortunado accidente Winnie the Pooh llega a Londres para reencontrarse con él. 


Han pasado treinta años desde la última vez que se vieron, pero el osito lo recuerda perfectamente. Para decepción de todos, Christopher no está nada feliz de verlo e incluso le representa una carga, pues el solo quiere volver a trabajar y olvidar que eso alguna vez paso. En cambio, Pooh no se rinde e inconscientemente alienta a su amigo a resolver sus problemas y ayudarlo a solucionar los suyos, así que regresan al Bosque de los Cien Acres treinta años después para pelear contra los efelantes.

Al final el mensaje de la película es muy claro: enfrentarte con cosas del pasado que antes te hacían feliz y ahora te disgustan es pesado, pero a veces es porque no quieres aceptar que debes retroceder a tus raíces para aprender de ello. Los simbolismos pictóricos y textuales que nos comparte la historia no son fáciles de digerir para un niño, y aunque tiene momentos de humor y sencillez acompañados de todos los personajes originales, no es algo que entretenga a menores y muy probablemente aumente la confusión de los niños cuando vean llorar a los adultos.

La nostalgia no lo es todo esta vez, la historia no se limita a una continuación adulta de la saga. Invita al espectador a la introspección de su propia situación y a recordar la felicidad que le produjo el osito en su infancia cuando era Christopher Robin quien salvaba a todos del peligro, pero que en esta ocasión era él quien merecía ser salvado por su creación e imaginación.

Trailer



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