Por
Carolina García.
La raíz del éter en lo más profundo
del océano o la pobreza, cavar hasta el fondo y hacer historia, así perfila la
traducida al español como Siempre te esperaré disponible ya en
cartelera mexicana mediante la distribuidora mexicana GUSSI CINEMA, adaptación de la novela escrita por J.M. Ledgard radiada en la
cinematografía del director alemán Wim
Wenders y el guion de Erin Dignam.
A cuadro, el océano con sus
misteriosos azules, negros y colores que lo tiñen, una perceptible voz en off que nos introduce a lo que va de la
película, proceso de oxidación del azufre para sectores de la vida marina, casi
instantáneamente Alicia Vikander, interpretando
a la profesora en bio-matemática Dani Flinders, aparece a escena. Los primeros
minutos se dan a flashbacks
inyectando vida al personaje de James
McAvoy como James More, un operario del gobierno británico encubierto de
ingeniero hidráulico para entrar a Somalia y conseguir una unidad operativa de
bombas.
El relato categorizado como un drama
romántico encuentra su punto de amarre cuando Dani y James se conocen en el
mismo hotel hogareño, ambos deseosos de volcar la humanidad con sus respectivas
hazañas; ella, sumergirse en el fondo del océano, encontrar lo que nadie en la
oscuridad marina; él, aunque confuso su objetivo, infiltrarse en la comunidad
del cuerno de África.
Luego de entrar al país africano y ser
secuestrado por terroristas, ya no hay salida para McAvoy, un sujeto que entra
en un estado donde hay armamento de guerra sin defensa alguna o contacto. Pobreza,
religión, educación, poder, son los temas que giran en torno al ingeniero
hidráulico. En las reflexivas Wenders ubica un individuo con el afán de luchar
en contra de la escasez económica, así es como la educación se vuelve la del
papel más importante para acabar con la miseria y el dogma.
Los 112 minutos de historia angustiosa
se da a punta de una lírica alrededor de lo oculto, el infierno y lo oscuro
mediante la terminología griega del hadal-hades, que puede significar todas las
anteriores.
Los escenarios puestos para la
relación de los protagonistas sugieren una puesta sin lugares forzados o un
encuentro destinado, lo atractivo del romance es la expiración poro a poro de
la entrega de ambos personajes, sin rodeos, ni apresuro, que en un tiempo evoluciona
del mero disfrute sexual para rendirse ante Eros.
En cuanto a la presentación del
personaje de la premiada al Oscar
como mejor actriz de reparto por La Chica
danesa (Tom Hooper, 2015), una mujer con buena posición económica afanada
por el miedo humano a lo desconocido agregando una postura casi intransigente
frente a la guerra Estados Unidos y Somalia, premisa que incomoda pero hace
pensar en la diferencia de contextos entre la profesora y el supuesto ingeniero.
El placer seguido del dolor no es la
retórica usada en el filme Siempre te esperaré, título que no
le da más valor al filme, y que, más bien, el intento de espera por parte de
Vikander va más allá de este título tan simple. Demuestra las pasiones humanas,
los deseos carnales junto con los intelectuales. Submergence sí es una
historia de amor que no acaba como una típica película, mantiene la incertidumbre del
final decepcionante para el intérprete de Kevin en Fragmentado (M. Night Shyamalan, 2017). Sin titubear, el arranque
es uno más intenso que el desenlace, así como el nacer y la muerte.
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