Las
apariciones en la pantalla grande y chica de Rowan Atkinson son garantía infalible de un buen rato acompañado de
muchas risas. En esta tercera parte de Johnny English no es diferente.
Desde
la primera película nos presentan a este agente del Servicio Británico cómo a
alguien ingenuo y torpe que termina involucrado en situaciones ridículamente
divertidas. La historia de esta entrega se basa en que, después de un hackeo
masivo de datos, English es el único agente que puede salir a campo sin ser
descubierto. Su regreso a la acción trae de vuelta también todos los artefactos
anticuados y totalmente análogos, muy al estilo Super Agente 86. Las escenas de
humor físico son constantes, casi siempre acompañadas de gags similares por
co-protagonistas.
Rowan
Atkinson es mejor recordado por todos como su papel de Mr Bean, que al igual que
Johnny English son personajes creados por él. La película es dirigida por David Kerr, con guión de William Davies (El Gato con Botas, Cómo Entrenar a tu Dragón) realizando una buena sátira a las películas de espionaje. Los personajes
secundarios con una inteligencia sobresaliente a la de él lo hacen quedar aún
más ingenuo de lo que realmente es, al contrario de lo que pasa comúnmente con
los espías.
Entre
dulces bomba y chistes puramente visuales, Johnny
English 3.0 retoma los elementos clásicos de la comedia inglesa y los mezcla
en una hora y media de entretenimiento familiar. La mayoría de los chistes son
puramente visuales y no se detienen en toda la película, además son aptos para
todo público.
No
es trascendental ni el mejor trabajo de Rowan, pero no falla en lograr una
secuencia divertida a través de la inocencia. La trama tiene muchos fallos,
principalmente en el sinsentido de las situaciones, pero finalmente es eso lo
que le da identidad a esta saga del espía más singular de Inglaterra.
Trailer
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