jueves, 27 de septiembre de 2018

Nuestro Tiempo | Opinión



Por Eduardo León.

Eran hartas las expectativas que ronroneaban en mi cabeza luego de observar las reacciones y posturas del público internauta en Facebook, respecto al último filme del cineasta Carlos Reygadas. Nuestro Tiempo, es como el chilango apodó a su obra más fresca, la cual me causó una incertidumbre terrible al querer precisar mis ideas ante lo acontecido en la sala de cine.

Y siendo sincero, no sé cómo se irá desdoblando mi opinión sobre la película, porque casi 3 horas de metraje en donde la ambiciosa fotografía juguetea con nuestro interior naturalista y el súbito aletargamiento de la trama, me ocasionaron una incógnita sobre el valor final que merece la cinta.

Comenzaré exponiendo los primeros 30 o 40 minutos de la película. Periodo altamente cautivador en donde nos reconfortamos ante la preciosidad de la anatomía humana en sus diversas edades. Una cartografía reunida en un puñado de infantes colonizando una presa; adolescentes exhalando sus pulsiones sexuales y adultos amaestrando a unos toros y saboreando bebidas alcohólicas. Toda esta faena, inmersa en un palpitante verano en México.


Hago mención a este fragmento del film, porque quedé absorto ante los primeros planos a los rostros o extremidades de los inquietos humanos. La inocencia, los estragos hormonales, el endurecimiento de los veteranos y el extravío por el cual caían nuestros oídos en las conversaciones triviales de cada conjunto de individuos, fue un trancazo a los sentidos para empezar solemnemente la extensa trama.

Pues entre lo que parecía ser una historia que iba a reunir a varios semblantes desconocidos en pantalla dentro de un campo en Tlaxcala, los personajes comienzan a ser omitidos y las situaciones (que en un inicio, se intuían como una aproximación nativa al deseo de cada sujeto en sus variadas edades), se corrompen fríamente y el argumento se desvía para poder narrar un drama sobre la ambivalencia afectiva en un triángulo amoroso y las ideas libertinas de los implicados.

José (interpretado por el mismo Reygadas), Esther (Natalia López) y Phil (Phil Burges), son los peones con los que el director amalgama su largometraje nominado al León de Oro en el Festival de Venecia 2018. Una tercia con la que el cineasta intenta manifestar una caótica ideología moderna e instintiva, representada en la bravura bovina y en las acciones imprecisas de los protagonistas.

Y me atrevería a decir que al escribirla, dirigirla, editarla y actuar en su propia obra, Carlos Reygadas vertió pretenciosamente su reflexión sobre el amor en una trama incierta y reiterativa sobre un romance cosmopolita con tendencias hacia una mirada introspectiva de los personajes, pero que en sus actos exagerados e inverosímiles, el ímpetu dramático y propositivamente estético, se deshace provocando carcajadas de cansancio en los asistentes.


Ahí va de nuevo el fulano a atosigar a su pareja. Parece que al fin se enderezó su conflicto, ¿qué más sigue? ¡¿Otra vez la misma discusión?! ¿Y el enfoque inicial dotado de un tórrido realismo contemporáneo en dónde se extravió?, eran algunas vagas ideas que procesaba cuando el verano se había consumado y transcurría el otoño e invierno dentro de la historia.

Nuestro Tiempo, concluyó siendo una experiencia bastante extraña con hartas secuencias en donde nos queda claro el enredo pasional y los estragos de la vida en pareja. Una producción de alta factura que en unos cuantos ratos propone un candente y armonioso estilo fílmico, pero que deja en segundo plano la profundidad psicológica de los personajes, así como el objetivo fulminante del largometraje.

Tras el éxito en Venecia, la película se estrena el próximo 27 de septiembre y como conclusión, diré que es una opción atractiva en la cartelera, pero intrascendente, a la cual honestamente no dan ganas de volver. Véanla y emitan su juicio. Espero que ustedes rescaten algo dentro del metraje, de lo que tal vez yo ignoré y los verdaderos críticos cinematográficos aclamaron. Perdón por no haberme quebrantado ante esta obra del afamado Carlos Reygadas.


Trailer



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