Por Eduardo León.
Con títulos como No manches Frida 2, Hellboy, After,
Pet sematary, Shazam! y frente a la esperadísima Avengers: Endgame (sí, estas
son las películas que acaparan las salas de los duopolios de exhibición en
México), pareciese imposible lograr destacar frente a los monstruos
comerciales. En este cómico, súper heroico y vació contexto de entretenimiento
se estrena El Complot Mongol; una cinta que intenta darle un nuevo respiro al
cine mexicano.
La película está basada en la novela del mismo
nombre escrita por el historiador y guionista mexicano Rafael Bernal
(1915-1972). Sebastián del Amo, quien ha realizado filmes como El fantástico
mundo de Juan Orol o la biográfica Cantinflas; es el director que ensambla la
producción y el reparto actoral, para presentarnos un drama policial que nos
recuerda a carcajadas, la política fallida que 50 años después de la
publicación del libro, continúa afectando a México.
Es la década de los sesentas, el mundo está
asfixiado por la Guerra Fría, por la Guerra de Vietnam; la Revolución Cultural
en la China Comunista; los ideales de la Revolución Cubana se respiran en
América Latina. En México se desenvuelve el Milagro Mexicano; ocurre la Guerra
Sucia; el miedo se siembra en el año del 68; la prensa se vende. La justicia no
existe. Dentro de todo este panorama ideológico se desarrolla la trama de El Complot Mongol.
Trama, donde aparece Filiberto García (Damián
Alcázar), un matón veterano que es contratado por su Coronel (Javier López) y
el licenciado Del Valle (Eugenio Derbez), para descifrar un misterio; un
complot que involucra a un puñado de chinos comunistas, el presunto plan de
asesinar al presidente de los EEUU en su visita a México, la colaboración con
el FBI y la KGB, el amorío con Martita (Bárbara Mori) y harto crimen citadino.
¡Pinche intriga internacional!
“La ley es una de esas cosas para aplicárselas a los
jodidos…” se menciona en alguna parte de la historia… Y sí, ese diálogo podría
ser algo habitualmente pensado por los cargos de justicia en nuestra
actualidad, y con lo que nos podemos sentir identificados y decir: “a huevo,
tiene razón”. Es ese tono burlesco y enviciado, el que arrebata la atención de
los espectadores ocasionando reacciones incontenidas por toda la sala de cine.
Y lo interesante de esta película no sólo es el
guión y el apego de éste hacia la novela, sino su atractiva ambientación y
fotografía (donde se percibe una esencia detectivesca, de misterio) colmada por
luces verdes y rojas. “Como un cubo de Rubik; asignar a cada personaje un color
e ir combinando los tonos”, mencionó Sebastián del Amo en la conferencia
póstuma a la función de prensa.
Ahora, ¿qué tan bueno resultó ser el reparto de esta
película? Ahí arriba mencioné a Javier López (sí, Chabelo), Eugenio Derbez y
Bárbara Mori. Cada cual sujetado a sus ya conocidas interpretaciones (en la
televisión, en el cine cómico hollywoodense o en telenovelas mexicanas). Sin
embargo, en este largometraje los actores abandonan su zona de confort; se
despiden de aquellos personajes en los que han sido encasillados. Demuestran
que pueden alterar su aspecto y asumir diversos roles protagónicos, siempre y
cuando el director tenga una visión precisa del largometraje.
Con una composición sonora que nos conduce por un
thriller, un paseo por el Barrio Chino o por Santa María la Ribera, un atinado
diseño de producción y la fragmentación de la cuarta pared, son las maniobras
que convierten a El Complot Mongol en una cinta que recrea una parodia nacional
e involucra al caduco sistema del Estado mexicano reflejado en la sociedad
actual y la del siglo XX.
Porque como bien lo menciona el actor Roberto Sosa
en su papel de El Licenciado: “en México no importan las leyes, importan los
cuates. Y para “cuatificar” no necesitas ir a la escuela, los cuates se hacen
en la cantina…” Y nos reímos porque es verdad ¡Pinche gobierno!
Trailer
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