Por Rocío López.
Desde hace varios años que Disney decidió producir películas live action de sus clásicos de animación, como La Cenicienta (Cinderella, 2015) El Libro de la Selva (The Jungle Book, 2016), La Bella y la Bestia (Beauty and the Beast, 2017) y Dumbo (2019), la cual se estrenó en marzo de este año. Ahora es el turno de Aladdín, dirigida por Guy Ritchie, quien también colabora en el guion junto con John August.
La cinta se centra en Aladdín (Mena Massoud), un huérfano que tiene como única compañía un mono de nombre Abu, ambos roban para sobrevivir en las calles de Agrabah. Un día, el joven conoce a Jasmín (Naomi Scott), que sin saberlo, es la hija del sultán (Navid Negahban), la cual está en desacuerdo con una ley que la obliga a casarse con un príncipe. Aladdín hará lo posible por conquistarla, sin embargo, es capturado por Jafar (Marwan Kenzari), el malvado ministro, que lo liberará para que encuentre la lámpara mágica en donde habita un genio (Will Smith).
La ágil secuencia inicial sirve para introducirnos a los protagonistas y nos trasporta a la ciudad donde se desarrolla la historia para que el espectador se familiarice con la cultura árabe. Dentro del filme vemos que sobresale el diseño de producción, vestuario, la banda sonora y los diversos números musicales con coreografías bien ejecutadas, convirtiéndola en un atractivo visual impresionante.
El acertado elenco (Massoud y Scott), logran encarnar a la perfección a los famosos personajes animados, con actuaciones sólidas muestran química entre ellos. La actriz, conocida por participar en la cinta Power Rangers (2017), por momentos llega a brillar más que su coprotagonista, pues para este remake se le agrega un discurso sobre el empoderamiento femenino que incluye una escena con un tema musical llamado Speechless.
Entre las novedades, Ritchie y August incorporan a Nasim Pedrad como la sirvienta de Jasmín y el príncipe representado por Billy Magnussen, los cuales tienen momentos cómicos. Pero sin duda, el que se roba el show es Smith, pese a que se le criticó por su apariencia (específicamente por el tono en color azul), interpreta a un genio único y con un sentido del humor más ácido que el original, sin perder ese carisma que siempre lo ha caracterizado. Por otra parte, Kenzari se queda a medias, por lo que no trasmite la maldad del villano que vimos en la versión animada.
Ritchie, reconocido por los filmes Snatch: Cerdos y Diamantes (2000), Sherlock Holmes (2009) y El Rey Arturo: La leyenda de la Espada (2017), aunque no deja su sello personal, opta por ser fiel al largometraje de 1992, agregando subtramas interesantes. Además, se agradece que no abuse de los efectos especiales.
Aladdín con 128 minutos de duración es convencional, con un ritmo irregular, pero conserva su magia al regalar la dosis exacta de humor y momentos conmovedores, sin dejar un lado el mensaje sobre enfrentar los obstáculos de la vida, respetar las decisiones del otro, quererse a sí mismo y acierta al darle mayor voz a los personajes femeninos que nos acercan cada vez más a ese “mundo ideal”.
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