Por Oswaldo Magaña.
La primera entrega de John Wick fue todo un suceso, la historia estaba bien balanceada, justificada y conocimos a un asesino a sueldo retirado quien acababa de perder a su esposa. Luego de que le roban su auto y matan a su perro, John Wick (Keanu Reeves) decide cobrar venganza como el asesino implacable que es. Fue ahí que vimos por primera vez las secuencias de peleas increíbles y casi perfectas que tanto impactaron a la audiencia.
Por fin se estrenó John Wick: Parabellum y vemos más de este universo de asesinos a sueldo y que comparten su lealtad hacia una sociedad que tiene sus reglas y castigos. Esta tercera entrega comienza donde se quedó la segunda y vemos las consecuencias de que Wick haya asesinado al italiano en el hotel Continental, tiene referencias hacia películas como Hard Target (1993), James Bond: Skyfall (2012), True Lies (1994), Enter the Dragon (1973) etc. Vemos a Wick montar a caballo, pelear en cuartos con espejos y pantallas de fondo, etc.
También encontramos una secuencia de peleas en moto casi idéntica a The Villaines (2017) encontramos a celebridades que se incorporan al elenco como el legendario Mark Dacascos quien marcó una época con sus peleas en los 90. Vemos a Halle Berry, quien a mi parecer, perdió el encanto. Tal vez es el tipo de película. Nuevamente está presente Laurence Fishburne y eso siempre es bueno en pantalla. Esta entrega es como una película de artes marciales de los 80 completa con buena fotografía y un buen manejo del color, el neón y el alto contraste. Más sangrienta y más forzada que nunca. Es decir, llevada al mejor nivel posible.
Como puntos malos encontramos que el guion no lleva cierta coherencia, por momentos ha perdido la justificación de por qué Wick hace lo que hace. Aunque la historia lo plantea, las escenas de pelea son tan largas que en instantes llegas a cuestionar tanta violencia. Llega un momento en que se vuelve repetitiva y contradictoria y eso no es bueno para ninguna película, no hay una tesis fuerte y abusan de los elementos que eran buenos y ahora los vuelven tediosos.
Desde luego a los más jóvenes y no tan amargados les encantará. Las secuencias de pelea de Berry se quedan cortas, ya que si las comparas con las de Reeves, puedes notar cierta lentitud, incluso los actores llegan a esperarla por algunos segundos quitándole cierta fluidez, pero, es ser demasiado exigente. Además los perros distraen y se llevan las secuencias.
Su director Chad Stahelski fue stunt y director de stunts así que el mérito de las secuencias de peleas tan logradas y llevadas a otro nivel es todo suyo. Desde luego que la capacidad de entrenamiento de Keanu Reeves y para desarrollar las secuencias es impresionante.
Sin duda alguna vale la pena verla si se es fan de John Wick y de las películas de artes marciales, espionaje y acción en general, ésta es la película, aún con esos detalles definitivamente logra su objetivo: Impresionarte o incomodarte con peleas sangrientas bien logradas.
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