Por Rocío López.
La industria cinematográfica insiste en mantener vivas las franquicias con spin off o secuelas, como es el caso de Agente Bajo Fuego (Angel Has Fallen), dirigido por Ric Roman Waugh, es la tercera entrega de la saga que comenzó con Olimpo Bajo Fuego (Olympus Has Fallen, 2013) y tres años más tarde llegaría Londres Bajo Fuego (London Has Fallen, 2016).
La cinta trae de regreso a Mike Banning (Gerard Butler), quien ahora es padre de una niña y continúa como agente del servicio secreto, donde se encarga de proteger al presidente de los Estados Unidos, Allan Trumbull (Morgan Freeman), sin embargo, tras un ataque directo hacia el mandatario, Mike pasará de ser el héroe al principal sospechoso, por lo que es inculpado injustamente por el FBI, pero decide escapar hasta probar su inocencia.
No es necesario que el público esté familiarizado con la precuela, puesto que se explica los acontecimientos del pasado para contextualizar esta nueva entrega.
Agente Bajo Fuego mantiene la esencia de sus antecesoras, con una alta dosis de acción que involucra persecución, disparos y explosiones a lo largo de las dos horas de duración, no obstante, por momentos es una saturación de efectos especiales que no logran convencer ni trasmitir el peligro por el que pasa el protagonista.
El guion explora por primera vez, la vida personal del agente, en el cual conocemos a su familia, asimismo, nos muestran que no es un hombre invencible, ya que se aborda los problemas de salud que enfrenta a consecuencia de su trabajo, sin embargo, este último elemento no mantiene su relevancia y se vuelve incongruente en la historia.
En cuanto a las actuaciones, en general son sólidas, Butler, mejor conocido por ser el rey Leónidas en 300 (2006), logra empatizar con el público, mientras que Freeman, ganador del premio Óscar por Golpes del Destino (Dollar Million Baby, 2004), aunque su personaje no logra destacar su potencial actoral, entrega una interpretación verosímil.
Por otra parte, Nick Nolte también tiene una breve participación, pero no por eso es menos importante, ya que termina por robarse el foco de atención cuando aparece, además de que le aporta un toque de humor y reflexivo.
El séptimo largometraje del cineasta Roman, reconocido por también ser el director de El Infiltrado (Snitch, 2013), recurre a los clichés del género, con fallas en lo argumentativo por lo repetitivo de la trama. Agente Bajo Fuego es entretenida y da un cierre digno a la franquicia, que seguramente complacerá a sus seguidores.
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