Por Carolina García.
No hay nada peor que ser infiel...
Amor a la francesa… En medio de un discurso narrativo autodiegético (para los tres personajes principales) y la ruptura de la cuarta pantalla, una Francia color albo, chamarras largas y un amor desenterrado después de ocho años, Louis Garrel dirige Amante Fiel para proyectar un entramado fílmico surrealista (?) o desapegado al acostumbrado relato con estereotipos marcados entre hombres y mujeres.
El proyecto cinematográfico plantea su primer punto de amarre situado en la ruptura de Abel (Garrel) y Marianne (Laetitia Casta) debido a su embarazo —con alguien más—. La ex pareja se reencuentra ocho años después a causa de la muerte del que se cree es el padre de Joseph (Joseph Engel) y en un intento por perpetuar su amor, los personajes encarnados por Casta y Garrel regresan como parte de un reclamo al pasado. Para esta ocasión reaparece Eve (Lily-Rose Depp), quien desestabiliza la re-unión de la pareja reconciliada.
Aunque el trailer de la cinta distribuida por Cine Caníbal plantea una lucha femenina por el hombre, la película no la desentraña, pues se retoma como parte de un experimento arriesgado, de una ‘prueba de amor’, una favela surreal con un humor bien atinado porque no cae en el cliché ni abuso de éste.
La interpretativa de Garrel es un acto de deguste visual —el hombre en discordia, el amante fiel (?)—, se denota una figura dócil, —inocente— en medio de una "guerra" amorosa, lo contrario a su egocéntrica actuación entregada en The dreamers (Bernardo Bertolucci, 2003), donde luce como una antítesis de lo proyectado en su nueva producción.
A primeros minutos, la ilustración auditiva se construye a partir del sonido ambiente y al cabo de un rato, la música entra como una intrusa que se vuelve un recurso un tanto innecesario. En tanto a la fotografía, ésta se acompaña de una coloración fría que remite a la tensión y desconfianza —inseguridades usuales en el ser humano—, atenuadas por el mismo guion.
¿Amante fiel? Amante infiel, voraz, deseoso, vengativo y al fin y al cabo, amante, humano, hombre y mujer… El rodaje de 75 minutos es un retrato al amor y la fidelidad donde se aceptan las decisiones de los personajes, aunque parezcan irreales… Se explora el hastío, la curiosidad por el objeto del deseo muy alejado a la posesión humana, a la pretensión de querer al otro para sí como en el caso de Love (Gaspar Noe, 2015), que recupera ese intento fallido de una pareja “liberal”, que en realidad está arraigada el uno al otro, pero ¿cómo ha de ser el amor? Que no es otra cosa más la extraña sensación de algo amorfo, sin color, ni olor y más bien, una mezcla del placer más exquisito no antes probado… Así, L'homme fidèle es una expresión de la libertad, del libre albedrío humano y del mismo azar de la vida.
Trailer
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