martes, 19 de noviembre de 2019

Zombieland 2 | Crítica


 

Por Oswaldo Magaña.

Zombieland (2009) es una parodia de las películas de zombies y en su época fue una propuesta llena de absurdas genialidades, con personajes que dejaron huella por su manera tan peculiar de afrontar un apocalipsis. Las secuencias de comedia de acción calzaron y quedaron muy cómodas, nada forzadas. Una innovadora puesta en escena y el manejo de créditos a manera de onomatopeyas interactivas, entre tantas otras, en su momento fue un éxito.

Con un toque absurdo y el humor negro con que se manejó, esa manera tan peculiar de hacer ver al mundo zombie como algo más cool, fue delicia para los amantes del género. Bajo esta misma óptica Zombieland Double Tap trata de llegar con renovados brios 10 años después ante un público que no esperaba una nueva entrega y nuevas generaciones que les encanta este tipo de películas y todo lo que huela a secuela, precuela, intercuela, etcétera.

Así que Ruben Fleischer intenta retomar a este cuarteto de sobrevivientes que nunca pierden el sentido del humor y han aprendido a mirar con normalidad a la muerte. A los necrófagos que van y vienen y han hecho de esto un estilo de vida. Con sus reglas y disfrutando de las pequeñas cosas de un mundo decadente. Pero uno de ellos, Little Rock (Abigail breslin) vive frustrada por no poder encontrar una pareja en medio de este postapocalíptico mundo y decide emprender su búsqueda alejándose del grupo secundada por su hermana Wichita (Emma Stone) quien se encuentra en una crisis emocional y de pareja con Columbus (Jesse Eisenberg).

 

Apoyado en las características de cada personaje, Fleischer retoma lo mejor de cada uno, vuelve a su tesis primigenia y su visión de ese mundo decadente con todo lo que se esperaba que fuera. Sin embargo, no logra ese impacto inicial, es difícil lograrlo, pero seguro la nostalgia por aquellos cuatro personajes icónicos y entrañables como Tallahassee (Woody Harrelson) le ayuda a levantar el filme. Pero no por mucho tiempo.

La película está llena de chispazos de ideas que tal vez le resultaron cool al director pero no van más allá, se quedan como meras ocurrencias y hablo en específico de sus dobles que al inicio causan gracia pero después se queda como una mera ocurrencia y hay que matarlos. Cosas que no llevan una verosimilitud dentro del mismo universo de Zombieland como el hecho de que aún exista energía eléctrica, agua y comida en la casa blanca, entre otras. Pero al final es una película cómica, absurda y no reparan en esos detalles.

Tras diez años sobreviviendo en este mundo los personajes se ven demasiado bien. Muy pulcros, parecen recién llegados de un excelente fin de semana. No hay un desarrollo ni arcos de personajes entre la primera entrega y esta, ni en sus actitudes o formas de ser, siguen siendo los mismos y tal vez eso resulta muy predecible. No hay propuestas nuevas, es solo copiar la fórmula que fue un éxito hace una década. Aunque hay personajes nuevos que funcionan a ratos, el más destacable y a la ves el peor es el de Madison (Zoey Deutch) que es un cliché de la clásica rubia tipo Barbie pero que resulta tan absurda su presencia en ese mundo de muerte que termina siendo el mejor exponente de un culto a lo ridículo.

No todo es malo, pero si hay cosas que pudieron lograrse para bien, una oportunidad de verlos evolucionados ante el hartazgo que significaría 10 años de vagar en un mundo de muertos. El ver a Bill Murray de nuevo es inefable. Siempre el ser humano vive con esa sensación de que tiempos anteriores fueron mejores, tal vez no sea así, pero en esta saga definitivamente aplica.

Trailer 


 

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