Por Carolina García.
El Mensajero (The Courier), es el nuevo rodaje de Zackary Adler que se propone como un thriller de acción protagonizado por Olga Kurylenko y Gary Oldman. La película hace una entrada explicativa con base en notas periodísticas de Ezequiel Mannings, un líder de la mafia buscado por la policía. Mannings permanece en arresto domiciliario mientras se debate un juicio para llevarlo a la cárcel definitivamente.
El juicio consistiría en la testificación de un hombre que funge como la pieza clave para la detención de Mannings. Como es de suponerse, el testigo se vuelve un blanco para los criminales, pero es salvado y protegido por Kurylenko hasta terminar el film.
The Courier se desarrolla en tres ciudades (Londres, Washington y Nueva York) con una estructura narrativa en zigzag para explicar someramente el pasado de sus protagonistas, en mayor medida de La Mensajera y Nick (Amit Shah) para develar el misterio que colocó a ambos en un estacionamiento al acecho de siete asesinos a sueldo.
Encarnando al villano, William Moseley, como el agente Bryant, denota una entrega actoral desquiciadamente penetrante y, pese a ello, como algunos de sus diálogos, existen acciones que carecen de realismo e impiden dejar llevar al espectador por toda la secuencia y, a su vez, se hacen cuestionamientos que distraen de la película; ¿por qué mirar desde el cuarto de vigilancia a quien persigue, mientras sus matones persiguen a La mensajera? ¿Qué clase de película goza este personaje al observar las cámaras de vigilancia con tantos “puntos ciegos”?
El Mensajero (The Courier), es el nuevo rodaje de Zackary Adler que se propone como un thriller de acción protagonizado por Olga Kurylenko y Gary Oldman. La película hace una entrada explicativa con base en notas periodísticas de Ezequiel Mannings, un líder de la mafia buscado por la policía. Mannings permanece en arresto domiciliario mientras se debate un juicio para llevarlo a la cárcel definitivamente.
El juicio consistiría en la testificación de un hombre que funge como la pieza clave para la detención de Mannings. Como es de suponerse, el testigo se vuelve un blanco para los criminales, pero es salvado y protegido por Kurylenko hasta terminar el film.
The Courier se desarrolla en tres ciudades (Londres, Washington y Nueva York) con una estructura narrativa en zigzag para explicar someramente el pasado de sus protagonistas, en mayor medida de La Mensajera y Nick (Amit Shah) para develar el misterio que colocó a ambos en un estacionamiento al acecho de siete asesinos a sueldo.
Encarnando al villano, William Moseley, como el agente Bryant, denota una entrega actoral desquiciadamente penetrante y, pese a ello, como algunos de sus diálogos, existen acciones que carecen de realismo e impiden dejar llevar al espectador por toda la secuencia y, a su vez, se hacen cuestionamientos que distraen de la película; ¿por qué mirar desde el cuarto de vigilancia a quien persigue, mientras sus matones persiguen a La mensajera? ¿Qué clase de película goza este personaje al observar las cámaras de vigilancia con tantos “puntos ciegos”?
Del otro lado del mundo, en Nueva York, Oldman, se desdobla de comandante Gordon al peor criminal de los barrios neoyorquinos. Pese a que la cámara-guion no hace total énfasis en su pasado, observamos a un personaje que sólo hace llamadas telefónicas y escucha música para el placer auditivo desde su sofá. Aunque la película no tendría secuencia sin él, no se le da el protagónico para expresar detalles (sembrados) que se supondría le dan a la película sentido.
Por su parte, Calli Taylor, como Alys, funge como la hija del hombre poderoso en un papel que vislumbra una insoportable pedantería totalmente intencional en el guion. Es así como se vuelve, quizá, el personaje más detestable de toda la composición actoral.
Las vísceras humanas, así como la sangre y el sudor son parte del maquillaje de los personajes a cuadro, sin embargo, los golpes que recibe La Mensajera se notan con la misma consistencia durante toda la trama, lo que se suma a la falta de realismo en la que cae la película.
Aunque el rodaje de 97 minutos es atractivo en su categorización (porque se anuncia ante el espectador como un ente que se mantendrá a la expectativa del misterio) The Courier se vuelve un film predecible que encasilla a sus personajes casi como en el viaje del héroe y deja a un lado cualquier tipo de pretensión. La coproducción de Rollercoaster Angel Productions y Signature Films propone entretener a su audiencia, que, aunque desconecta en diálogos faltos de total verosimilitud, cuenta con sus momentos de suspenso.
The Courier continúa en salas comerciales del cine mexicano a una semana de su estreno.
Por su parte, Calli Taylor, como Alys, funge como la hija del hombre poderoso en un papel que vislumbra una insoportable pedantería totalmente intencional en el guion. Es así como se vuelve, quizá, el personaje más detestable de toda la composición actoral.
Las vísceras humanas, así como la sangre y el sudor son parte del maquillaje de los personajes a cuadro, sin embargo, los golpes que recibe La Mensajera se notan con la misma consistencia durante toda la trama, lo que se suma a la falta de realismo en la que cae la película.
Aunque el rodaje de 97 minutos es atractivo en su categorización (porque se anuncia ante el espectador como un ente que se mantendrá a la expectativa del misterio) The Courier se vuelve un film predecible que encasilla a sus personajes casi como en el viaje del héroe y deja a un lado cualquier tipo de pretensión. La coproducción de Rollercoaster Angel Productions y Signature Films propone entretener a su audiencia, que, aunque desconecta en diálogos faltos de total verosimilitud, cuenta con sus momentos de suspenso.
The Courier continúa en salas comerciales del cine mexicano a una semana de su estreno.
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