jueves, 20 de febrero de 2020

Las Olas | Reseña


Por María Lavanda.

Las Olas es un filme americano dramático con un tema social y familiar que vemos todos los días con algunas consecuencias trascendentales. La vida adolescente se suele relacionar con fiesta, drogas, relaciones, amor y desamor, si bien no es la primera vez que se llevan estos temas al séptimo arte, la manera en la que los plasma el director del éxito, Vienen de noche, con la intención de reflexión, aparenta el punto de vista en primera persona en ciertas secuencias con movimientos de la cámara, convirtiendo al espectador en un testigo más de las situaciones dentro de este drama. 

La trama gira en torno a un adolescente estadounidense que se encuentra en la meca del éxito para obtener una beca deportiva, un trabajo asegurado y sobre todo, la estabilidad de una pareja. Todo esto se derrumbada tras ciertos episodios a los que este chico, Tyler (Kelvin Harrison Jr.) debe enfrentarse y los cuales, no terminan como él espera. 

La película nos ofrece dentro de las dos horas de duración, un tema vivido a partir de dos perspectivas diferentes, directa e indirectamente. Una desde el personaje principal (Kelvin Harrison Jr.) y posteriormente, a partir de su hermana Emily (Taylor Russell M.). Sin embargo, utiliza a este último personaje como pretexto para crear una historia un poco separada de la principal, lo cual remota un poco a aquella serie británica SKINS, dónde cada episodio se trataba de la vida de un personaje diferente sin perder el hilo de la historia en general. 


Shults intenta jugar un poco con los enfoques de cámara y la paleta de colores, iniciando con tonalidades muy marcadas y cálidas, atascando cada habitación de un color diferente, haciendo alusión un poco a lo que se reconoce de Gaspar Noé, generando caos en combinación de escenas, luces, vueltas, pero volviéndolo un tanto estresante al espectador y cerrando cada una de ellas con un arcoíris de tonalidades cálidas y azules, cortando ahí la primera parte de la cinta. 

La segunda parte se nota perfectamente al iniciar de igual forma con un arcoíris de colores pero más pasteles, indicando un cambio de personaje principal y de un giro a la trama. 

Otra razón por la cual se pudiera hacer referencia a la serie británica SKINS, es por el soundtrack, utilizando partes de diferentes tracks para combinar con escenas sin guion que hablan por sí solas, enfocándose principalmente en grupos de la misma época como: Alabama Shakes, Tame Impala, entre otros que van por el mismo género. 

La fotografía es muy limpia, se aplaude el uso de lentes estilo “vintage” y abiertos en escenarios con playas, ríos, carreteras, así como los close ups a los rostros de los personajes para enfatizar un poco más el drama, sin embargo, la historia no ofrece algo diferente, más que la misma reflexión de siempre: cada acto tiene su consecuencia, actos cuyas consecuencias jamás se terminan. Los temas son bien manejados y en algunas partes puedes incluso empatizar con ciertos personajes, pero no viaja a algo más allá que el mismo drama familiar y adolescente que hemos percibido durante la última década en distintas series televisivas y películas extranjeras. 


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