jueves, 27 de febrero de 2020

Mi Último Amigo | Reseña


Por Carolina García.

Héctor Babenco fue un cineasta argentino naturalizado brasileño, mayormente conocido por El Beso de la Mujer Araña (nominada a los Oscar como Mejor película en 1986), hizo entrega de su último rodaje con Mi Último Amigo para retratar el lado oscuro de su vivencia tras el diagnóstico de una enfermedad terminal.

El director se da a conocer a través de uno de los rostros actorales más entrañables en la industria y arte cinematográfico para proyectarse. Colmado de un humor ácido, arrogancia, egocentrismo y un vivaz deseo sexual, Willem Dafoe encarna a Babenco a través del personaje de Diego Fairman poco antes de que el artista viajara a Estados Unidos para atacar el cáncer con un trasplante de médula ósea, luego de haberse contaminado gran parte de su cuerpo.

El rodaje vislumbra una de las fases más desgarradoras de una situación que requiere cuidado, paciencia y amor: la pareja. María Fernanda Cándido da vida a Livia Monteiro; en su personaje refleja la angustia, desespero y terror al observar la degradación físico-mental de su compañero de vida, al punto de estallar y renunciar tras malos tratos y continúa soberbia. No puedo cuidar de ti todo el tiempo (diálogo de Livia a Diego), ¿cómo vivir la enfermedad de otro? Entre paredes de hospital, olor a medicina, sangre a través de tubos, orina y un montón de inmundicia por los fallos en la salud; ser fuerte, ser egoísta, dejar tu vida y vivir la de alguien más, ¿qué hombre, Dios o diablo podría responder a la cuestión? Seguramente nadie, sin embargo, las decisiones y acciones propias harán reacción en quien la hace… ¿hasta cuándo no dar más?

Durante la estancia hospitalaria en Estados Unidos, la comedia surreal se hace presente mediante un personaje que comienza a frecuentar a Diego como una clase de Caronte moderno que quiere tomarlo para llevarlo “con sus superiores”, ¿la muerte?, ¿Dios? O ambos. 


La soledad que embriaga a Diego, luego de dar por terminado su tratamiento, no luce placentera y en cambio se envuelve en una profunda tristeza, es así como busca al pequeño amigo hindú que conoció en el hospital por encontrarse en la misma situación que la de él, así es como éste se vuelve uno de los lazos más sinceros que logra entablar (a través de la empatía), más aún, después de mirar la idiotez de la sociedad y los intereses con que se mira a los seres desprotegidos, siempre en beneficio propio, político, de poder… 

Cinematográficamente, la cinta de 124 minutos, se construye con pocos movimientos de cámara, ésta permanece en su mayoría con tomas estáticas que elimina el acercamiento al cine documental e impregna la huella del autor. 

Aunque el film devela la extenuante lucha e inmersión a la degradación durante el tratamiento del cáncer, Babenco no victimiza a su personaje principal, evita la conmoción para poder aceptar a un humano atiborrado de defectos que termina por sensibilizarse ante su errado egocentrismo. 

Sin tapujos, ni censura, también conocida como Mi amigo hindú, ésta es una producción brasileña de HB Filmes que tuvo fecha inicial de estreno para el 2015, sin embargo, llegará a salas nacionales hasta el próximo 28 de febrero y estará disponible en cartelera Cinépolis.


No hay comentarios:

Publicar un comentario