lunes, 21 de diciembre de 2020

El Día del Fin del Mundo | Reseña



Por Diego Rodmor. 

La filmografía del estadounidense Ric Roman Waugh cuenta con títulos regulares que han pasado sin pena ni gloria por el cine de acción más palomero de la industria hollywoodense contemporánea. A pesar de esto, la película El Día del Fin del Mundo fue un antojo dominguero que terminé consumiendo con la misma expectativa que cualquier churro fílmico norteamericano podría generar. 

El largometraje sobre catástrofes globales protagonizado por el genial Gerard Butler es entretenido. Sin embargo, no cuenta con ningún atisbo de originalidad y en la mayoría de sus diversas secuencias uno siente que está viendo un trabajo repetitivo y se siente estafado. Pero, como dije, no existía demasiada intensidad en la emoción que me generaba el ver este filme. 

El Día del Fin del Mundo sigue a una familia con sus respectivos problemas que, ante una catástrofe de proporciones globales, realiza un viaje imposible para llegar a un refugio que podría salvarlos de su terrible situación. En el camino, ellos terminan derrotando a sus demonios internos para unirse y lograr su objetivo. Una premisa que ya antes había presentado Roland Emmerich con su película 2012 o mucho antes Mimi Leder con el filme Impacto Profundo e incluso Los Simpsons con el capítulo El Cometa de Bart

Quizá resulta interesante la perspectiva que se presenta en la primera mitad del metraje, mostrando a una sociedad desesperada ante la amenaza de un enorme asteroide que se acerca al planeta para destruirlo todo, exhibiendo a un gobierno desesperado, calculador, insensible y a una serie de personajes secundarios que exponen una individualidad y un egoísmo digno de los complicados momentos que hoy vivimos. Lamentablemente, el relato termina cayendo en ese típico patriotismo estadounidense, un sentimentalismo barato que da pena ajena, situaciones inverosímiles en los momentos más dramáticos y un final básico y esperanzador que ya muchos hemos visto una infinidad de veces. 

Aún así, es un producto que logrará entretener al espectador promedio y que jamás peca de pretencioso. Al contrario, no es más que una hora y media para pasar un rato divertido, metraje que en lo posterior seguirá pasando sin pena ni gloria por el cine palomero actual. 

Trailer





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